Apuntes de Destaque Internacional. 11 de octubre de 2015. Responsable: Javier González. Este texto puede difundirse libremente.

 

Timochenko – Castro:

¿puede Colombia confiar en ellos?

 

Cabría a las altas personalidades internacionales que están dando su espaldarazo a las negociaciones de “paz” con los narcoguerrilleros, especialmente al papa Francisco, presentar a los colombianos los motivos por los cuales esas altas figuras piensan que se puede creer en una alegada buena fe de Timochenko y del avalista Raúl Castro

1.

El 20 de septiembre de 2015, antes del Angelus en la Plaza de la Revolución de La Habana, el papa Francisco incentivó las conversaciones de “paz” entre el gobierno colombiano y los crueles narco-guerrilleros de las FARC, que desangran Colombia desde hace décadas; y tuvo palabras de público agradecimiento al dictador Raúl Castro "por todo lo que hace en este trabajo de reconciliación". De esa manera, Francisco dio su espaldarazo  a Castro en su papel de avalista y anfitrión  del referido diálogo de “paz”, que se prolonga con constantes idas y venidas desde fines de 2012; un diálogo que merece legítimas desconfianzas de parte de muchos colombianos, tal vez la mayoría del país.

2.

Francisco insistió en que no puede haber "otro fracaso más" en lo que denominó "camino de paz” y de “definitiva reconciliación" en Colombia, a través del cual se dejaría atrás una “larga noche de dolor y de violencia” y se abriría una era de “fraternidad y amor”.

3.

Ante ese espaldarazo pontificio, el presidente de Colombia Juan Manuel Santos y el jefe de las FARC, Rodrigo Londoño, alias Timochenko, volaron a La Habana; y si bien no vieron a Francisco, que acababa de partir a los Estados Unidos, montaron un encuentro-show bajo la égida de Raúl Castro para firmar un nuevo protocolo de negociaciones. Una foto recorrió entonces el mundo en la que se ve al presidente Santos dando un cálido apretón de manos al jefe de las FARC, Timochenko, mientras el dictador Castro, anfitrión y alto avalista de esas enigmáticas conversaciones de “paz”, ayuda con sus dos manos a prolongar el cálido saludo. En otra foto, Castro, en el centro de la escena, abraza complacido a ambos anfitriones.

4.

“La paz está muy cerca”, dijo eufórico el presidente Santos, quien argumentó con increíble ingenuidad, como uno de los alegados puntos positivos de los acuerdos de “paz” con los narcoguerrilleros, que éstos se "cambiarán de bando” y supuestamente pasarán a ayudar al gobierno a combatir el narcotráfico… Es algo tan increíble como esperar que un zorro pase a cuidar un gallinero, y no lo deprede más.

5.

En realidad, un problema de fondo que se plantea en las actuales conversaciones de “paz” es si existen motivos suficientes como para confiar en las alegadas buenas intenciones del dictador Castro en cuanto avalista, y del narcoguerrillero Timochenko como interlocutor confiable del gobierno colombiano.

6.

Francisco recordó, como un argumento para impulsar esos acuerdos, “la sangre vertida por miles de inocentes durante tantas décadas de conflicto armado”. Ocurre que no es la primera vez que un presidente colombiano entra en negociaciones de “paz”, que posteriormente fracasan precisamente por la mala fe de los narcoguerrilleros; y en este aspecto clave radica la causa de “tantas décadas” de conflicto. Sinceramente, en la actual nueva tentativa de “paz” tampoco se visualiza el más mínimo indicio de que Timochenko y los demás jefes de las FARC hayan cambiado siquiera un milímetro en sus intenciones y tengan el menor resquicio de remordimiento. A pesar de ello, se habla de conceder, por medio de una “justicia” transicional el ablandamiento de la ley para los crímenes de la guerrilla. Una buena parte de los colombianos percibe esa triste realidad y, por tal motivo, ven con temor y desconfianza el actual proceso de acercamiento gobierno - FARC.

7.

Cabría a las altas personalidades internacionales que están dando su espaldarazo a esas negociaciones de “paz” con los narcoguerrilleros, especialmente al papa Francisco, presentar a los colombianos los motivos por los cuales esas altas figuras piensan que se puede creer en una alegada buena fe de Timochenko y del avalista Raúl Castro.

8.

Mientras tanto, los colombianos en general y los católicos en particular, tienen en sana conciencia el entero derecho e inclusive el deber de continuar desconfiando de esos acuerdos de “paz” y de oponerse a ellos, si los juzgan atentatorios al bien común y favorecedores de una “paz” envenenada que podrá acarrear el recrudecimiento de los actuales problemas. En efecto, como se sabe, en materias eminentemente políticas y diplomáticas el papa no es infalible y es legítimo, mediante una fundamentada opinión, discrepar respetuosamente de sus opiniones.

9.

El país corre el serio riesgo de quedar rehén de las FARC y del dictador cubano. Es mucho, por lo tanto, lo que está en juego en Colombia: nada más y nada menos que la causa de la libertad, la seguridad de sus ciudadanos, la vigencia de la justicia y la verdadera paz, que, según la magistral definición de San Agustín, es la tranquilidad en el orden.

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Links de editoriales anteriores sobre Colombia:

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América latina: "trasbordo ideológico inadvertido" y exorcismo político

http://www.cubdest.org/1506/c1505coldial.htm

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Colombia: Biden, FARC y carcajadas

http://www.cubdest.org/1406/c1409bidencol.htm

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Colombia: Diálogos de La Habana, dos pesos y dos medidas

http://www.cubdest.org/1406/c1409estruendocol.htm

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Colombia resbala hacia el abismo izquierdista

http://www.cubdest.org/1406/c1409izqcol.htm

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Elecciones colombianas: diálogo-show y despeñadero

http://www.cubdest.org/1406/c1406zuluaga.htm

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