Febr. 6, 1998: CubDest Mailing List

Pueblo cubano:

el gran aislado, el gran olvidado

Por Gonzalo Guimaraens

Los cancilleres del llamado Grupo de Rio y de la Unión Europea se reúnen en Panamá el 11 y 12 de febrero. En sus últimas reuniones, el Grupo de Rio ha condenado de manera cada vez más fuerte el embargo norteamericano, evitando al mismo tiempo la más mínima censura, siquiera indirecta, al régimen de La Habana.

Son dos pesos y dos medidas cada vez más difíciles de comprender.

El mencionado organismo de consulta se viene comportando como un médico que, ante una grave enfermedad de casi 40 años --como lo es la dictadura castrista-- critica la efectividad u oportunidad de un remedio, sin proponer cualquier medicamento substitutivo; peor aún, ni siquiera reconoce la existencia de esa enfermedad. Lo cual constituye un aliciente para que el régimen comunista, libre de presiones internacionales, continúe oprimiendo a 11 millones de cubanos.

Si se alegan razones humanitarias para oponerse a las sanciones norteamericanas, pues ellas perjudicarían al pueblo, entonces no se entiende cómo no se condene con énfasis al propio gobierno comunista, el causante principal y directo de esa miseria.

El embargo se ha transformado en una cortina de humo para disimular el fracaso de un sistema que niega radicalmente la propiedad privada y la libre iniciativa. La economista Marta Beatriz Roque, en declaraciones al periódico Le Monde, afirmó que en la isla "está prohibido" hablar del fracaso del sistema socialista; y que el régimen invoca "como pretextos" causas externas como el embargo norteamericano. Por declaraciones como esa, la Sra. Roque fue detenida en julio de 1997 por la policía política de Castro, acusada de "delitos contra-revolucionarios".

El gobierno comunista prohibe en la isla hablar de la verdadera causa de la miseria allí imperante. Pero, ¿qué será lo que prohibe, en el exterior, que dirigentes de países libres digan la verdad sobre Cuba?

El silencio de esos dirigentes sobre el drama del pueblo cubano constituye uno de los mayores enigmas de nuestro tiempo. Más aún, se busca cualquier pretexto para llevar agua al molino castrista. Antes de partir de la isla, S.S. Juan Pablo II llamó a las naciones que comparten las mismas raíces cristianas y la misma lengua, a ayudar a romper el aislamiento del pueblo cubano. Invocando esas palabras, el presidente de Guatemala inmediatamente reanudó relaciones diplomáticas con La Habana, y el presidente de Argentina anunció una "reconsideración" en su estrategia anticastrista. Se produce así una situación digna de Kafka: el llamado a romper el aislamiento del pueblo es respondido con medidas que atenúan el aislamiento, no de los desdichados cubanos, sino de sus carceleros...

El embargo que es preciso romper, con urgencia, es el del pueblo cubano, el gran aislado, el gran olvidado. Tal como denunció Fray Miguel Angel Loredo --un sacerdote franciscano que estuvo 10 años preso en las más severas mazmorras castristas-- "el verdadero embargo es el interno, aquel que Castro aplica al pueblo de Cuba". Ese, y no otro, es el punto central del problema cubano, que los cancilleres del Grupo de Rio y de la Unión Europea deberían ver de frente en su asamblea de Panamá.

Gonzalo Guimaraens es analista político uruguayo. E-mail: cubdest@cubdest.org