Jun. 9, 1998: Diario Las Américas, Miami. Mayo 1o., 1998: Newsgroups soc.culture.cuba, soc.rights.human,soc.culture.latin-america, soc.culture.caribbean, soc.culture.colombia, soc.culture.argentina, soc.culture.mexican, alt.politics.communism, us.politics,can.politics

Canadá-Cuba: el "compromiso constructivo" tropieza con la realidad

Por Gonzalo Guimaraens

El paradigma del "compromiso constructivo" y del diálogo con Fidel Castro ("constructive engagement"), arquitectado por el gobierno canadiense como el más efectivo medio para democratizar la isla-cárcel, ha tropezado con sus propias piernas y con la realidad.

El avión que conducía al primer ministro canadiense Jean Chrétien mal acababa de despegar del Aeropuerto Internacional José Martí, en las afueras de La Habana, cuando Fidel Castro se encargaba de asegurar a los periodistas: "No vamos a cambiar. Vamos a seguir defendiendo nuestro socialismo"...

Por si alguna duda quedase, esas afirmaciones --tan desairosas para el visitante-- constituían una prueba más de la pertinacia del dictador cubano en mantener el comunismo en la isla.

Pero sobre todo eran una prueba palpable de los magros resultados democratizadores de esa política de "compromiso constructivo", impulsada por la diplomacia canadiense en los últimos 40 años y emulada por otras cancillerías del hemisferio. El beneficiario ha sido Castro, y el gran perjudicado, el pueblo cubano.

Mientras en tierra el dictador saboreaba los frutos publicitarios del viaje de Chrétien, éste, en el aire, hacía malabarismos verbales para intentar convencer a los periodistas --que lo intimaban a dar resultados concretos en materia de libertad y derechos humanos-- que su viaje no había sido un fracaso.

Castro, percibiendo que su poderoso aliado y generoso socio comercial ha quedado muy mal parado, se encargará de liberar algunos presos políticos o de hacer algún gesto político que observadores benévolos interpreten como una concesión del dictador. Pero, si de éste depende, las cosas no pasarán de ese punto.

El traspié canadiense también ha dejado muy mal parados al secretario general de la OEA, César Gaviria, al presidente colombiano, Ernesto Samper y a varios cancilleres latinoamericanos que en las celebraciones del 50o. aniversario de la OEA, en Bogotá, defendieron el retorno prácticamente sin condiciones del régimen de La Habana a ese organismo hemisférico.

Los partidarios del "compromiso constructivo" podrán alegar, como ya lo han hecho en otras ocasiones, que las presiones sobre el dictador también han fracasado. Es lo que acaba de afirmar el periodista Henry Raymont, antiguo corresponsal de UPI en La Habana, transformado en entusiasta propagandista de la política de mano extendida hacia el dictador. Según Raymont, la "experiencia" habría demostrado la "ineficiacia" de las presiones contra la dictadura; en sentido contrario él cree que "la política de diálogo da resultados mejores".

En realidad, si las denuncias anticastristas no consiguieron hasta el momento su objetivo de libertad para la isla, no fue por su supuesta "ineficacia", sino porque han sido diluídas por la ingenua condescendencia hacia el castrismo de ciertos dirigentes occidentales. Es el paradigma del "compromiso constructivo", en buena medida, el responsable por la supervivencia del comunismo cubano durante 40 años, y por los sufrimientos inenarrables del pueblo de la isla.

El ejemplo más flagrante de esa condescendencia es la interpretación que en ciertos círculos internacionales se está haciendo del pedido del Papa de que "el mundo se abra a Cuba". El llamado papal para que las naciones libres se abran a los desdichados cubanos, y los ayuden a quebrar el embargo interno en que los mantiene el régimen, está siendo interpretado como un eufórico e incondicional "abrirse al régimen"...

Es por culpa de esa ingenuidad que hasta ahora los "resultados mejores" del diálogo elogiado por el periodista Raymont han sido para la dictadura y no para el pueblo cubano.

Para los anticastristas, el momento es inmejorable para mostrar al mundo los pobres resultados que el mito del "compromiso constructivo" ha obtenido para el pueblo cubano. También es preciso intensificar, ante la opinión pública de los gobiernos que más benefician a Castro, las denuncias publicitarias sobre el panorama de injusticia, miseria y sangre de la isla-cárcel. La proximidad de la asamblea general de la OEA, a realizarse a fines de mayo en Venezuela, donde varios gobiernos pleitearán el retorno del régimen de La Habana a dicho foro continental, hace prioritaria y urgente esta tarea.

Gonzalo Guimaraens es analista político uruguayo, especialista en asuntos cubanos

E-mail: cubdest@cubdest.org