Jul., 1997: TFP Informa, Montevideo, Uruguay. Jul. 30, 1997: A Cidade, Campos, Rio de Janeiro. Jul. 31, 1997: A Notícia, Campos, Rio de Janeiro y Monitor Campista, Campos, Rio de Janeiro.

"Che" Guevara y Castro: dos mitos,

un antídoto

Por Gonzalo Guimaraens

De la noche a la mañana, de los escombros del comunismo resurge --con vistosa coreografía-- el mito del malogrado guerrillero marxista "Che" Guevara. Generosas biografías lanzadas simultáneamente en Londres, Paris, Rio de Janeiro y La Habana; marcas de cerveza, modelos de relojes, tapas de discos de rock y camisetas aparecen con su nombre e imagen. Fray Betto, autor de "Fidel y la Religión", anuncia el lanzamiento de un libro donde compara al "Che" con... ¡Nuestro Señor Jesucristo! Emisarios cubanos orientaron en Bolivia la búsqueda de sus restos mortales, y alegan haberlos encontrado.

¿Mera coincidencia? De cualquier manera, lo anterior confluye para el lanzamiento de una "Che-manía" que ciertos medios de prensa se encargan de impulsar.

Es preciso tomar nota: los laboratorios publicitarios de las izquierdas no paran. Por un lado, anestesian suavemente a la opinión pública occidental para que ésta digiera sin sobresaltos la entrega de Hong Kong a China comunista. Y por otro, aprovechan ese clima de desprevención para promover un mito que, en singular metamorfosis, transforma al sanguinario e implacable guerrillero argentino-cubano en un hombre idealista, generoso, romántico --casi se diría, un "santo" laico-- con lo cual se espera dinamizar a los revolucionarios desanimados en este final de siglo y de milenio. La "Che-manía" es un fenómeno inducido.

Se trata de reerguir un "símbolo cultural" con cuya "fuerza" sea posible "rescatar" el dinamismo izquierdista de los años 60, explica el escritor mexicano Jorge Castañeda, autor de reciente biografía del "Che", ante una platea en la Pontificia Universidad Católica de Rio de Janeiro.

Con relación al castrismo, se esboza un fenómeno análogo. Se intenta maquillar las ruinas del comunismo cubano con las guirnaldas de supuestos "logros" en el campo de la "promoción social": salud, educación, etc.; como si éstos no fueran instrumentos maquiavélicamente eficaces de control político-ideológico-psicológico de los desdichados cubanos, desde la más tierna infancia.

El comunismo, habiendo fracasado estrepitosamente, y sumergido en la desintegración moral a naciones enteras, busca hoy una tabla de salvación en mitos publicitarios. Es la guerra psicológica revolucionaria, denunciada con maestría por el Prof. Plinio Corrêa de Oliveira.

Al referirse al "red-set" de Chiapas, el ex-guerrillero Régis Debray ya lo confesó: "La batalla es psicológica y publicitaria, más que militar". Por ese medio, se intenta pasar de contrabando, hacia el siglo XXI, el virus del seudo-ideal comunista, sistema filosófico y de vida "intrínsecamente perverso".

¿Por ventura serán todopoderosos los laboratorios publicitarios que promueven esos mitos y esos fraudes? No lo creo. La mitología castro-guevarista es vulnerable, y sólo sobrevive en la medida en que se produzca una amnesia colectiva sobre los crímenes del comunismo. Por ello, el mejor antídoto es mantener viva la memoria histórica sobre esos crímenes del marxismo en Cuba, en nuestra América y en el mundo entero. Antídoto simple, pero eficaz. En esta tarea, los exiliados cubanos tiene un papel fundamental, como portavoces de sus 11 millones de hermanos que en la isla-cárcel no tienen voz.

Edmond Rostand, célebre escritor francés, exclamaba: "¡Oh, luz, sin la cual las cosas no serían sino aquello que son!" Nosotros podemos afirmar: "¡Oh, publicidad, sin la cual los mitos castro-guevaristas no serían sino aquello que son: vergüenza, miseria y sangre!"

Gonzalo Guimaraens es analista político.