Hace exactamente tres años...

Nov. 16, 1996: Diario Las Américas, Miami y Secolo d'Italia, Roma (ambos con llamada en primera página)

Fraudulenta "política religiosa"

del dictador Castro

 Armando F. Valladares

 Coreografía del régimen comunista

El régimen comunista viene poniendo en funcionamiento una coreografía para hacer creer a la opinión pública mundial que los católicos cubanos ya no sufren persecución y no siguen siendo atropellados en sus convicciones religiosas. En las últimas semanas, en importante lance, un documento político del Partido Comunista de Cuba (PCC), publicado por su órgano oficial Granma, afirmó que la práctica religiosa no constituye un problema para la Revolución, siempre que se adapte al "comportamiento", "las virtudes morales y ciudadanas", la "justicia social", etc. imperantes en Cuba; es decir, a la "moral" marxista.

 Sorprendentes declaraciones

de eclesiásticos cubanos

Lamentablemente, a esa coreografía se han sumado voces de eclesiásticos de la isla conocidos por sus posiciones colaboracionistas con el régimen anticristiano. Es el caso de Mons. Carlos Manuel de Céspedes, Vicario de la Arquidiócesis de La Habana, quien declaró: "Ahora hay un clima más amistoso y una atmósfera de mayor comprensión en las relaciones entre personalidades de la Iglesia y del gobierno", calificando ese clima de "notable". "Ninguna tortura a los prisioneros políticos. Sólo presiones psicológicas", llegó a afirmar recientemente, de manera sorprendente, al Corriere della Sera. Es de recordar que Mons. Céspedes pleiteó el ingreso de católicos en el Partido Comunista de Cuba (PCC), en declaraciones de prensa efectuadas durante el 1er. Encuentro Nacional Eclesial Cubano (ENEC), siendo portavoz del mismo y Director del Secretariado de la Conferencia Episcopal Cubana (CEC).

Por su parte, el Emmo. Card. Ortega, Arzobispo de La Habana, elogió "la letra y el espíritu" del documento del PCC, calificando de "altamente interesante" la referencia sobre papel reservado por el régimen a los católicos cubanos. El aval del Purpurado -- que también ya llegó a defender la militancia de católicos en el Partido Comunista, y a sugerir una "reconciliación" entre cubanos, incluyendo implícitamente al sanguinario dictador -- contribuyó sin duda para acentuar el clima de optimismo de la engañosa coreografía del régimen.

Ignominioso dispositivo constitucional

Sin embargo, el Emmo. Cardenal Ortega parece no considerar que la supuesta libertad religiosa que ofrece el PCC, y el tipo de colaboración que está dispuesto a aceptar de los católicos, son aquellas contempladas en el ignominioso art. 62 de la nueva Constitución castrista.

En efecto, en el mencionado artículo se advierte que ninguna de las "libertades" reconocidas en la Constitución puede ser ejercida contra el Estado socialista y contra la decisión de "construir el socialismo y el comunismo"; añadiendo que "la infracción de este principio es punible". Con base en ese dispositivo constitucional, que con otra redacción y número ya figuraba en la anterior Constitución (art. 54), el régimen persigue y aplasta implacablemente a los católicos que manifiesten la más mínima discrepancia con la dictadura comunista. qnicamente abre sus brazos a aquella minoría de católicos dispuestos a colaborar con el socialismo, en singular "compromiso histórico" comuno-católico.

Pero, ¿qué será de la inmensa mayoría de los católicos cubanos que aspira a proclamar libre e integralmente su Religión? Basta, por ejemplo, que uno de éstos enseñe que el 7o. y el 10o. Mandamientos (no robarás, no codiciarás los bienes ajenos) fundamentan la necesidad de la propiedad privada y la libre iniciativa, para que pueda ser perseguido y encarcelado con base en dispositivos constitucionales.

Enigmática ceguera

en relación a fraude castrista

Curiosamente, una especie de ceguera o amnesia en torno de ese fraude castrista se ha producido en muchos comentaristas de la realidad cubana; siendo que él es absolutamente fundamental para evaluar la artificialidad y completa falta de sinceridad del teatral escenario que viene montando el régimen comunista sobre el tema de los católicos.

Dictador Castro reafirma

intransigencia comunista

En todo caso, en ese panorama, al único actor al cual le es permitido impunemente mantener una actitud radical y desafiante, es al dictador comunista. Fidel Castro no sólo no cambió un milímetro en sus posiciones revolucionarias marxistas, sino que se permite ostentarlas a los cuatro vientos, habiendo afirmado que la clave de la supervivencia de la Revolución cubana está precisamente en la "fortaleza ideológica" marxista (Granma Internacional, Abr. 3, 1996).

Es el mismo dictador comunista, responsable por tantos fusilamientos de católicos en el tristemente célebre "paredón", los cuales morían gritando "¡Viva Cristo Rey, abajo el comunismo!"; por una implacable persecución y asfixia de los católicos cubanos, durante décadas; por múltiples y variados crímenes contra su pueblo; por haber transformado la otrora Perla de las Antillas en una isla-presidio con 11 millones de prisioneros injustamente encarcelados; por violar sistemáticamente los derechos de Dios y de los hombres, siendo condenado reiteradas veces por la Comisión de Derechos Humanos de la ONU; por haber fomentado la subversión y la violencia en América Latina y ðfrica. Es el mismo dictador, símbolo y mentor ideológico de poderosas fuerzas comunistas que en América Latina se reagrupan para preparar nuevas embestidas, como en Colombia y Méjico, el que llegará a Roma a mediados de noviembre, decidido a requerir una audiencia con el Santo Padre.

El régimen comunista busca

dividendos publicitarios

Si el dictador Castro no cambió un milímetro, continuando con su impenitencia revolucionaria, pero decide efectuar un golpe de timón tan estratégico, como lo es solicitar el referido encuentro con S.S. Juan Pablo II, parece evidente que sus expectativas -- sean estas atendidas o no por los hechos -- son las de conseguir altos dividendos publicitarios. Para Castro ese encuentro significará "un reconocimiento y legitimación internacional por parte de la Santa Sede", reconoció una fuente vaticana al periodista Pablo Alfonso, de El Nuevo Herald. O sea, desde este punto de vista (que, sin duda, no es el único a ser considerado), el mero hecho de ser recibido por S.S. Juan Pablo II ya significará para el tirano comunista una gran victoria.

Desde ese punto de vista, es en realidad triste y dolorosa la posibilidad de ese encuentro. Ella causa enorme perplejidad, pues el dictador comunista de Cuba, el más sanguinario de estos tiempos, no merece que Su Santidad se reúna con él. En un momento en que el régimen castrista agoniza, indudablemente dicho encuentro significará oxígeno para Castro, por el solo hecho de que pueda retratarse con el Papa.

Armando Valladares, ex preso político cubano, fue embajador norteamericano ante la Comisión de Derechos Humanos de la ONU, Ginebra, durante los gobiernos Reagan y Bush.