Editoriales

* El próximo viaje del canciller cubano a Madrid (Agosto 30, 1999)

* Human Rights Watch ante un "pretexto" castrista (Agosto 3, 1999)

 

Editorial (Agosto 30, 1999)

El próximo viaje del canciller cubano

a Madrid

Una excelente oportunidad para que el destierro cubano alce su voz ante la opinión pública española, denunciando las tramas castristas; e intime a las autoridades de ese país a dejar de abrir sus brazos al tirano, y pasar a ayudar al pueblo cubano

 

El viaje a Madrid del canciller del régimen comunista, Felipe Pérez, para los días 15 y 16 de septiembre próximos -un mes antes de la Cumbre Iberoamericana de La Habana- está siendo rodeado de discreción por la diplomacia cubana.

Esa reserva se explica por lo delicado de dicha misión, que tiene varios objetivos. Primero, que el gobierno español asegure la asistencia a la Cumbre del mayor número de presidentes y se disponga a neutralizar eventuales iniciativas durante las reuniones, por parte de algún mandatario, que puedan perjudicar a Castro. Segundo, negociar una visita a Cuba del Rey y de la Reina en las condiciones publicitarias más provechosas para la tiranía. Tercero, conseguir con urgencia algún éxito diplomático que corte la racha de derrotas castristas en los últimos tiempos. Cuarto, dar un mínimo de credibilidad y proyección internacional a la deslucida figura del canciller Pérez, algo muy necesario y urgente teniendo en vista preparar los cuadros de un eventual "castrismo sin Castro".

Para tan ambiciosos objetivos, el régimen castrista espera el auxilio del presidente Aznar, "el más leal colaborador de la Cumbre de La Habana", según lo calificó el dictador.

El mayor obstáculo que encontrará Felipe Pérez en España está a nivel de la opinión pública de dicho país. En efecto, amplios sectores de la misma ven con malestar el triste papel de abogado de Castro que ha ido asumiendo el presidente Aznar, sin que ello haya significado la más mínima mejora en la situación de opresión de los cubanos. El presidente del gobierno español, a pesar de representar un partido "conservador", se ha transformado en el mayor aliado de la dictadura comunista, algo verdaderamente escandaloso. Numerosos periodistas españoles con los cuales el CubDest tuvo contacto durante la reciente Cumbre Unión Europea-América Latina, efectuada en Rio de Janeiro, reconocieron la existencia de ese malestar en el público español.

Por ello, es en dicho plano que tanto el dictador Castro cuanto el presidente Aznar sienten que están caminando sobre un tejado de vidrio. El exilio cubano, en la medida de sus posibilidades, podría aprovechar publicitariamente tal coyuntura y enviar representantes a la capital española, coincidiendo con la llegada del emisario de Castro. Sería ese un marco adecuado para que los desterrados alcen su voz ante el público español, denunciando las tramas castristas para prolongarse en el poder. E intime a las autoridades de ese país a dejar de abrir sus brazos al tirano, y pasar a ayudar al pueblo cubano. Es una excelente oportunidad que debería ser aprovechada. La causa de la libertad de Cuba así lo exige.

Para volver a la página principal, clique en el botón de retroceso de su browser o en http://www.cubdest.org/

 

Editorial (Agosto 3, 1999)

Human Rights Watch ante un

"pretexto" castrista

Llama la atención que el reciente informe de HRW propugne el levantamiento incondicional del embargo argumentando que éste sirve de "pretexto" a la tiranía para continuar asfixiando al pueblo cubano. Porque si es un "pretexto", lo lógico sería emprender la denuncia categórica del mismo, intimando públicamente al régimen comunista a no valerse de él para justificar sus crímenes

 

La entidad Human Rights Watch (HRW) acaba de lanzar el documentado informe "La maquinaria represiva de Cuba: los derechos humanos cuarenta años después de la Revolución". Se trata de un libro-denuncia, con 291 páginas, 12 capítulos y 3 apéndices, que constituye sin duda uno de los esfuerzos más sistemáticos, en los últimos años, para denunciar la esencia represiva de la dictadura comunista. La lupa de HRW se detiene especialmente en la legislación comunista (Constitución, Código Penal, Ley de la Inversión Extranjera, Ley de Protección de la Independencia Nacional), en las "tácticas" y "formas" en que diariamente se manifiesta la persecución contra la población indefensa, en los malos tratos y torturas contra los presos políticos en las cárceles cubanas, etc.

Pero si el informe de HRW merece esas loas por la denuncia de la realidad opresiva de la isla-cárcel, suscita más de un reparo cuando plantea ciertas "recomendaciones" sobre las "políticas" de la comunidad internacional hacia Cuba.

HRW propugna un levantamiento incondicional del embargo comercial norteamericano, argumentando que éste se habría vuelto "contraproducente" por ofrecer un "pretexto" al régimen cubano para ejercer la represión. Ahora bien, un "pretexto" es una razón aparente alegada por alguien para ocultar el verdero motivo que lo anima. En el caso del dictador Castro, ese real motivo es claro: la continuidad, a cualquier precio, del nefasto régimen comunista. Por ello, llama poderosamente la atención que HRW defienda el levantamiento del embargo basándose en lo que reconoce ser un "pretexto" de la tiranía. Porque siendo así, lo lógico sería emprender la denuncia categórica de dicho pretexto, intimando públicamente al régimen comunista a no valerse de él para justificar sus crímenes.

También llama la atención que el informe de HRW aluda al "duro impacto del embargo en la población cubana", al tiempo que omite cualquier referencia a la causa de la miseria en Cuba, que es un sistema colectivista cuyas leyes niegan la propiedad privada y la libre iniciativa.

La verdad obvia, pero tantas veces soslayada, es que los males actuales de Cuba se deben fundamentalmente al "embargo interno" de 40 años llevado a cabo por el comunismo contra los desdichados habitantes de la isla. El embargo externo no es sino un efecto o, si se quiere, un remedio en relación al cual obviamente se podrá discrepar sobre sus propiedades terapéuticas. Pero en foros internacionales esas críticas suelen ejercerse relegando a un segundo plano -o, peor aún, silenciando por completo- aquello que, reiteramos, es la causa del problema, la propia enfermedad: el sistema comunista. No discutimos que la motivación que anima a gobiernos, a organismos internacionales y aún a respetables personalidades mundiales que así proceden sea el auténtico deseo de libertad para Cuba. Sin embargo, con esos dos pesos y dos medidas, hacen lamentablemente el juego de la dialéctica de los "pretextos" castristas, favoreciendo, aún sin desearlo, la continuidad de la tiranía.

Siguiendo en el plano de las "recomendaciones", el informe de HRW adolece de sorprendente ingenuidad cuando sugiere a los gobernantes iberoamericanos que aprovechen la próxima Cumbre Iberoamericana de La Habana, en noviembre próximo, para "pedir cuentas" a Fidel Castro por el incumplimiento de la Declaración de Viña del Mar, suscrita por el dictador en 1996, durante la Cumbre Iberoamericana de Santiago de Chile. En tesis, se podría abrir la perspectiva de un escenario grandioso y aleccionador, a partir del cual cambiaría 180 grados la historia contemporánea de Cuba: valientes mandatarios que no sólo a puertas cerradas, sino públicamente -ante medios de comunicación del mundo entero- desde La Habana intiman con severidad al dictador por los reiterados incumplimientos de los acuerdos firmados; efectúan un recuento de los crímenes de la dictadura no sólo en Cuba sino en América Latina entera, a través del apoyo a las guerrillas; rinden homenaje a los millares de víctimas del comunismo y hacen un alegato enérgico, sin eufemismos, en favor de la inmediata libertad de Cuba... ¿Pero qué indicios tiene HRW de que los gobernantes iberoamericanos, que no pidieron "cuenta" alguna en las sucesivas Cumbres efectuadas en Venezuela (1997) y en Portugal (1998), así como en otros encuentros internacionales ocurridos durante ese período, vayan a hacerlo ahora?

No menos ingenuidad muestra HRW cuando recomienda a los "inversores extranjeros en Cuba" que utilicen su "influencia" en favor de los derechos de los trabajadores cubanos y de la población en general. Tal como ha mostrado la organización humanitaria Pax Christi, en informes que HRW difícilmente ignora, las inversiones extranjeras en Cuba han servido para consolidar a la dictadura comunista. A la vista de ello, ¿no sería más razonable hacer un enérgico llamado a los inversores extranjeros para que lisa y llanamente no apliquen sus capitales en Cuba hasta que se respeten de manera efectiva los derechos del pueblo cubano?

Por fin, el informe de HRW, en su enumeración de los actores internacionales relacionados con la dramática situación de Cuba, parece no tener en cuenta el papel protagónico de personalidades e instituciones eclesiásticas de ámbito continental que, por acciones u omisiones, han venido favoreciendo la continuidad del régimen comunista, a pesar de que éste viola sistemáticamente los derechos de Dios y de los hombres. A ese respecto, en enero de 1999 -en carta abierta al presidente del Consejo Episcopal Latinoamericano (CELAM)- el ex preso político cubano y ex embajador norteamericano ante la Comisión de Derechos Humanos de la ONU, Armando Valladares, expresaba:

"Mientras el régimen comunista comenzaba a aplicar a los fieles la siniestra estrategia de ‘crear apóstatas y no mártires’, confesada por el propio dictador Castro en arenga en la Universidad de La Habana; mientras ciertos eclesiásticos de la isla visitaban al ‘presidio político’ no para susurrar palabras de esperanza y coraje, sino de entrega y capitulación; mientras, en fin, el rebaño era diezmado, en el continente americano -y no sólo en Cuba- Pastores de los que se tenía el derecho de esperar que hablasen y denunciasen ese genocidio espiritual y físico, o hacían silencio o tejían increíbles loas al supuesto ‘paraíso’ cubano.

"Difícilmente hubiera sido posible la prolongación, durante tantas décadas, de la dictadura comunista en Cuba si no fuese ora por ese silencio, ora por esa contemporización y hasta complacencia, de tantas figuras eclesiásticas de las Américas; actitudes que, en líneas generales, han continuado desde el comienzo de la revolución cubana hasta hoy" ( cfr. Armando F. Valladares, "Excelencias, ¡quiebren el embargo interno contra el pueblo cubano!", Diario Las Américas, Miami, Enero 31, 1999).

Creemos sinceramente que las presentes consideraciones, expuestas de manera leal y respetuosa, no empañan el esfuerzo de Human Rights Watch, en su recién lanzado informe, de denunciar los gravísimos abusos de la dictadura comunista en Cuba. Lo que sí pretendemos con ellas es efectuar un llamado a dicha organización y a los dirigentes de la comunidad internacional, a no dejarse envolver por la dialéctica de los "pretextos" castristas. Denunciando esa dialéctica, y no cayendo en su juego -dígase de pasada, tan respaldado por ciertos importantes medios de prensa del mundo libre- podrán finalmente fructificar los mejores y más sanos esfuerzos en pro de la libertad de Cuba.

Para volver a la página principal, clique en el botón de retroceso de su browser o en http://www.cubdest.org/