Destaque Internacional - Año XIII - No. 322 - Madrid - San José de Costa Rica - Santiago de Chile, 11 de marzo de 2011.

Costa Rica: agresión sandinista, "lavado de manos" y "espiral de silencio"

Grandes medios de comunicación protegieron la agresión del gobierno sandinista de Nicaragua contra Costa Rica con una "espiral de silencio", y contaron con la negligencia, el abstencionismo y el silencio cómplices de organismos y gobiernos regionales

1. La isla Calero, situada en el río San Juan, limítrofe entre Costa Rica y Nicaragua, fue invadida en noviembre de 2010 por militares nicaragüenses, una agresión intempestiva protegida por una "espiral de silencio" casi total de medios de comunicación de las Américas. El territorio en juego no pasa de algunas decenas de kilómetros cuadrados, pero el atropello de principios jurídicos internacionales adquirió un significado simbólico que trascendió la extensión geográfica del territorio invadido y el propio ámbito de esos dos nobles pueblos hermanos centroamericanos, el nicaragüense y el costarricense, cada uno de los cuales posee un simbolismo histórico propio.

2. Ante el desinterés de medios de comunicación, de gobernantes y de organismos regionales de las Américas, el gobierno de Costa Rica se vio obligado a recurrir a la Corte Internacional de Justicia (CIJ), en La Haya. El martes 8 de marzo de 2011, la CIJ acogió una medida cautelar solicitada por Costa Rica, ordenando a ambos países que no envíen fuerzas militares a esa región fronteriza, en particular, a la isla Calero, cuya soberanía está en manos de Costa Rica y que Nicaragua reclama para sí. La orden de la CIJ es válida hasta que el alto tribunal juzgue el problema de fondo, que dice respecto a la determinación de los límites fronterizos en litigio.

3. En realidad, por el hecho de que Costa Rica no posee ejército, la orden del tribunal internacional se aplica sobre todo al ejército nicaragüense, que hoy está bajo el mando del sandinista, chavista, zelayista y gadafista presidente Daniel Ortega. El presidente Ortega dijo que aceptaría la decisión de la CIJ, pero no se sabe aún a qué subterfugios podrá recurrir para continuar su hostilidad y la de su partido, el Frente Sandinista de Liberación Nacional (FSLN), contra un vecino país prácticamente indefenso.

4. Nicaragua ocupó un papel destacado en la época de la guerra fría latinoamericana, y fue el escenario de una paradigmática unión comuno-católica que inspiró al sandinismo y a otros movimientos revolucionarios de América Latina. Posteriormente, el sandinismo fue derrotado electoralmente, pero retomó el poder en noviembre de 2006 mediante elecciones nacionales de discutible transparencia.

El próximo mes de noviembre se realizarán nuevas elecciones y el presidente Ortega intentará la reelección, apoyado por un fallo de la Corte Suprema de Justicia (CSJ) que admitió un recurso de amparo contra el artículo 147 de la Constitución nicaragüense, que impide la reelección.

En un momento en que se derriten los restos de prestigio del presidente Chávez, de Venezuela; en que el comunismo cubano se deteriora sin pena ni gloria; y en que el presidente Morales, de Bolivia, enfrenta crecientes oposiciones internas, las izquierdas latinoamericanas necesitan a toda costa de un triunfo electoral en la Nicaragua sandinista.

5 . El episodio de la invasión nicaragüense parece tener un componente electoral, con el objetivo de promover artificialmente una exaltación del patriotismo y de los intereses nacionales que favorecería a Ortega.

Pero ese episodio también sirve para ilustrar el "lavado de manos" de gobiernos interamericanos y de instituciones regionales a ese respecto. Es verdad que el 18 de noviembre y el 7 de diciembre de 2010, la OEA solicitó que las fuerzas militares nicaragüenses se retirasen de la isla y de las zonas aledañas. Pero el presidente Ortega simplemente respondió que no reconocía la jurisdicción de ese organismo regional. Su secretario general, el socialista Insulza, tan implacablemente crítico de Honduras cuando en este país se destituyó al chavista presidente Zelaya, agachó la cabeza delante del sandinismo nicaragüense, y metió violín en bolsa.

6. Poco después, en diciembre de 2010, durante una Cumbre Iberoamericana realizada en Argentina, los gobernantes presentes mantuvieron inexplicable silencio sobre la agresión nicaragüense.

7. Tampoco se manifestó sobre el tema el gobierno Obama. El 6 de enero de 2011, Arturo Valenzuela, secretario adjunto para asuntos del Hemisferio Occidental, en detallada conferencia de 2.500 palabras en el Instituto Brookins, de Washington, sobre la política de la administración Obama hacia América Latina, en la cual incluyó un capítulo sobre América Central y el Caribe, no mencionó siquiera de pasada la agresión del gobierno sandinista contra Costa Rica.

8. Humillación vergonzosa de la OEA, abstencionismo de la Cumbre Iberoamericana y silencio enigmático de la administración Obama durante el auge de la crisis entre Nicaragua y Costa Rica, constituyen en conjunto un balance preocupante. Tal como manifestó la presidenta de Costa Rica, Laura Chinchilla, la agresión sandinista ha sido un golpe a la paz y la estabilidad no solamente de América Central sino de todas las Américas.

9. El ejemplo de casi silencio sobre el conflicto nicaragüense-costarricense, que se acaba de analizar, sirve para ilustrar un mecanismo publicitario que en las postmodernas teorías de la comunicación se denomina "espiral de silencio". Dicho término, acuñado por la investigadora alemana Elisabeth Noelle-Neumann, se refiere al poder de grandes medios de comunicación para cohibir, neutralizar y hasta modificar ciertas reacciones de la opinión pública mediante el silenciamiento -o la calculada relegación a un segundo plano- de temas importantes de la agenda informativa.

Básicamente, la "espiral de silencio" funcionaría de la siguiente manera. Un individuo tiene fundadas razones para considerar relevante determinado acontecimiento. Pero, al constatar que prestigiados medios de comunicación no lo reconocen como tal, su instinto de sociabilidad -con el consecuente temor al aislamiento- lo inclinará a adaptar y hasta modificar su pensamiento de acuerdo con las pautas interpretativas de dichos medios. El concepto de "espiral" indica el carácter progresivo tanto del silencio artificialmente impuesto en torno de ciertos temas como de la presión ejercida sobre aquellos que se nieguen a modificar sus criterios y se atrevan a continuar discrepando. Estos últimos podrán ir quedando cada vez más aislados y el costo de la discrepancia -por ejemplo, en materia de pérdida de prestigio social- será cada vez mayor.

El antídoto contra las "espirales de silencio" es simplemente romper el silencio.