Destaque Internacional - Informes de Coyuntura - Año XI - No. 255 - San José - 16 de septiembre de 2008 - Responsable: Javier González.

Elecciones ecuatorianas: Presidente Correa, "teología de la liberación" y "vene-bolivianización"

Particularmente grave fue la amenaza presidencial de que el proyecto constitucional "es la última oportunidad de un cambio pacífico en el Ecuador", porque constituye un implícito chantaje que coarta y limita la auténtica libertad electoral.

1. Si el próximo 28 de septiembre los ecuatorianos llegan a aprobar el osado y revolucionario proyecto de Constitución, el país habrá dado un paso decisivo en la línea de la "vene-bolivianización", o sea, del desmembramiento mental, político, económico e inclusive geográfico del país.

2. El referido proyecto constitucional consagra un aumento preocupante del poder discrecional del Estado sobre la vida social, política y económica, y debilita el derecho de propiedad, lo que podrá llevar al Ecuador a un caos jurídico y a un eventual totalitarismo.

El proyecto introduce además ambiguos conceptos de "control popular" y de "derecho a la resistencia" y admite el derecho a "demandar el reconocimiento de nuevos derechos", una combinación potencialmente explosiva que abre las puertas a agitaciones revolucionarias sin fin, amparadas por la Constitución, contribuyendo al desmembramiento político, social y económico de Ecuador.

Por fin, el referido proyecto, mediante una redacción ambivalente, deja el camino abierto para legislaciones favorables al aborto, a la unión homosexual, al debilitamiento de la familia y a la intervención del Estado en la educación de los hijos.

3. Todo lo anterior fue analizado detalladamente, citando los respectivos artículos del proyecto, en el editorial "Ecuador: plebiscito constitucional, totalitarismo y embestida antirreligiosa" (cf. Destaque Internacional, 21 de agosto de 2008).

4. La perspectiva de "vene-bolivianización" del Ecuador provocó una justificada preocupación en amplios sectores del país. Delante de ello, el gobierno colocó toda la máquina estatal en favor del Sí, tratando de tranquilizar a las personas y de maquillar los aspectos más radicales del proyecto constitucional. La propaganda del gobierno a través de la la televisión es enorme. El Ministerio de Cultura tiene un programa para supuestamente enseñar a los ciudadanos lo que significa la democracia, pero en realidad es de punta a cabo una propaganda en favor del Sí. El domingo 14 de septiembre, por ejemplo, el presidente Correa participó en una mesa redonda televisada con periodistas invitados a dedo, que le hacían las preguntas más cómodas y fáciles. Ello daba la oportunidad para que el presidente tejiera loas al proyecto de Constitución sin verse obligado a responder a preguntas embarazosas sobre los dispositivos constitucionales que atentan contra las libertades económicas y políticas, y contra la institución familiar.

5. Pese a ese trabajo sistemático de desinformación gubernamental, el porcentaje de indecisos aparecía superior al 30% en las últimas encuestas cuya divulgación fue permitida por la ley electoral. En ese sentido, el fiel de la balanza electoral del Ecuador está en manos de ese amplio contingente de indecisos.

6. En su propaganda en favor del Si, el gobierno usa sucesivamente el binomio simpatía-miedo para tratar de encarrilar a los electores. En la línea del miedo, particularmente grave fue la amenaza presidencial de que el proyecto constitucional "es la última oportunidad de un cambio pacífico en el Ecuador" (cf. Agencia Católica de Informaciones, Quito, 13 de agosto de 2008). Con ello, la más alta autoridad colocó al pueblo ecuatoriano en una grave disyuntiva: o los ecuatorianos aceptan la violencia moral y jurídica presente en tantos artículos del proyecto constitucional, o se desatará en el país la violencia física. Lo anterior constituye un implícito chantaje que coarta y limita la auténtica libertad electoral.

7. También resulta revelador de los reales objetivos presidenciales, el reciente discurso pronunciado por Correa en el cual se proclamó continuador de la "teología de la liberación", que fuera condenada por la Iglesia católica, y definió su posición ideológica como diametralmente contraria al movimiento "Tradición, Familia y Propiedad", cuyo fundador, el catedrático brasileño Plinio Corrêa de Oliveira, escribió numerosos libros y artículos con críticas a la "teología de la liberación" (cf. "Intervención Presidencial en el X aniversario de la Fundación de la Provincia de Orellana, sitio web de la Presidencia de la República, 30 de julio de 2008).

8. Pocos saben que entre 1986 y 1987, al volver al Ecuador después de concluir sus estudios universitarios en el exterior, Correa participó en una misión de los Padres Salesianos en la parroquia rural Zumbahua, de la provincia de Cotopaxi, de población mayoritariamente indígena. "Allí hice mi verdadera maestría", suele decir Correa. Fue en ese local que el actual presidente ecuatoriano tuvo su contacto más directo con la "teología de la liberación", que los salesianos trasmitían a los indígenas a través del método de "concienciación" del brasileño Paulo Freire.

Esa región significa tanto para Correa que un día antes de la toma de posesión presidencial participó en un ritual en Zumbahua, en el que representantes indígenas le entregaron el bastón de mando y lo "limpiaron" de "malas energías" como una forma de ratificarle su respaldo. El ritual contó con una misa a cargo del padre salesiano Luigi Ricardi, y en ella se recordó al fallecido monseñor Leonidas Proaño, un punto de referencia de la "teología de la liberación" en Ecuador y en América Latina (cf. Virgina Scardamaglia, "De misionero salesiano a presidente", Página 12, 24 de marzo de 2007).

Es este el controvertido personaje que en el referido discurso de Orellana se autodeclaró "católico convencido y practicante de toda la vida".

9. Súbitamente, parecen estar volviendo a América Latina los fantasmas de la "guerra fría", con la anunciada alianza estratégica de Venezuela con Rusia; y también los fantasmas de la "teología de la liberación", convocados por el presidente de Ecuador. El resultado plebiscitario del día 28 de septiembre, en este país, será de importancia para agravar o revertir ese delicado proceso de nuevo desorden latinoamericano, que cobró fuerza en las últimas semanas.