Destaque Internacional - Informes de Coyuntura - Año XI - No. 253 - San José - 10 de septiembre de 2008 - Responsable: Javier González.

Gigante brasileño: el "gran hermano", "naciones" indígenas y narcotráfico "transversal"

1. El gigante brasileño, de cuyos rumbos depende en buena medida el futuro de América Latina, vive una serie de situaciones contradictorias que son poco conocidas fuera de las fronteras de ese país. Esas situaciones hablan en un sentido diferente de las noticias de estabilidad y progreso económico que en el exterior suelen tener prioridad informativa.

Se presentan a continuación tres botones de muestra de casos recientes que despiertan aprensión, del punto de vista del análisis político.

2. Un reportaje periodístico del semanario "Veja", que cayó como una bomba psicológica en la vida nacional, acaba de revelar que la Agencia Brasileña de Informaciones (ABIN), dependiente directamente de la presidencia de la República, ha estado monitoreando decenas de millares de conversaciones telefónicas de parlamentarios, de ministros, de empresarios y de brasileños que de una u otra manera se destacan en la vida nacional. La ABIN llegó hasta el punto de gravar por lo menos una conversación telefónica del presidente del Supremo Tribunal Federal (STF), Dr. Gilmar Mendes, según confirmó el referido reportaje.

No pocos brasileños, hasta ahora cómodamente instalados en medio de un clima de relativa estabilidad y prosperidad económica, sintieron escalofríos. En efecto, de un momento a otro percibieron la omnipresencia de un poder estatal y gubernamental que no muestra abiertamente sus garras, que continuamente promueve acciones tranquilizantes y anestesiantes, pero que inexorablemente va controlando con sutiles resortes la vida privada de las personas.

El propio ministro de Justicia, en el ojo de la tormenta porque tiene bajo su égida a la poderosa y temida Policía Federal, otro organismo acusado de abusos contra el orden jurídico y contra la privacidad de las personas, reconoció con lágrimas de cocodrilo que se están viviendo en Brasil situaciones que hacen recordar al conocido personaje de Orwell: "El Estado no puede transformarse en un Gran Hermano".

3. El agro brasileño es otro ejemplo de dos Brasiles contradictorios que conviven en un mismo país. Por un lado, el del exitoso agronegocio, cuyos dividendos el gobierno capitaliza publicitariamente y, por otro, el de enormes "naciones" indígenas que ya fueron o están siendo demarcadas por antropólogos de la gubernamental Fundación Nacional del Indio (FUNAI), por coincidencia, también dependiente del Ministerio de Justicia. El caso más notorio de demarcación de reservas indígenas de gigantescas dimensiones es el de la reserva "Raposa Serra do Sol", en el Estado de Roraima (RO), limítrofe con Venezuela y Guyana, que aguarda una resolución del Supremo Tribunal Federal de Justicia (STF). La más alta instancia judicial determinará en un plazo máximo de algunas semanas si la reserva indígena será dividida en "islas" o si la demarcación deberá ser "continua". Uno de los magistrados adelantó que si se mantiene el carácter "continuo" de la referida reserva, ello podrá constituir "un paso hacia el separatismo" (cf. Destaque Internacional, Agosto 06, 2008, "Brasil: reservas indígenas y 'kosovización' amazónica").

El gobierno brasileño suscribió la Declaración de los Derechos de los Pueblos Indígenas, de la ONU, en la cual se establece que los indios pueden decidir libremente su estatus político, que tienen libertad para establecer relaciones con indígenas del otro lado de la frontera y que deben disponer de autonomía para decidir sobre asuntos internos. Demarcaciones como la de Roraima están siendo preparadas en otros Estados fronterizos brasileños, como es el caso de Mato Grosso do Sul y que podrán merecer un próximo análisis.

La reciente y prolongada visita al Brasil del relator de la ONU para los Derechos y Libertades de los Pueblos Indígenas, James Anaya, durante la cual defendió la tesis de que los indígenas brasileños deben ser "protagonistas en todas las decisiones nacionales importantes", reforzó las aprensiones en torno de la creación formal o informal, en el corto o mediano plazo, de "naciones" indígenas autónomas dentro del Brasil.

4. El tercer botón de muestra dice respecto al creciente poder del crimen organizado en Brasil, ligado al narcotráfico. El secretario nacional de Seguridad Pública del Ministerio de Justicia, Ricardo Balestreri, en recientes declaraciones, afirmó que el poder del crimen organizado ha avanzado tanto en Brasil que ha dejado de ser "paralelo" para transformarse en un poder "transversal", que roza todas las instancias oficiales, que "frecuenta los mejores ambientes y que, por esa razón, es tan difícil de combatir". Según Balestreri, los propios grandes jefes del crimen organizado, que desde las prisiones dominan las "favelas" de Rio de Janeiro, "están al servicio de esas personas que no ponen directamente sus pies en el barro, pero que están al frente de una industria poderosa que hoy representa un cuarto de la economía mundial".

La decisión del Tribunal Superior Electoral de autorizar el envío de tropas federales a Rio de Janeiro, para intentar garantizar la seguridad en las próximas elecciones municipales, confirma las aprensiones arriba señaladas. En ese sentido, el presidente de la comisión de Seguridad Pública de la Cámara de Representantes, diputado Raúl Jungmann, dijo que actualmente "del 25% al 30% de los integrantes de la Asamblea Legislativa de Rio de Janeiro tienen alguna vinculación con el tráfico o con las milicias". Ello significa, añadió Jungmann, que de 4,5 millones de electores de la ciudad de Rio de Janeiro, de 500 mil a 1 millón de una u otra manera seguiría las reglas del poder paralelo.

"Las personas se preocuparon con Ingrid Betancourt, algo que es muy justo, pero no se preocupan con los rehenes de las cuadrillas que actúan en los cerros de la ciudad de Rio", añadió Jungmann; y concluyó diciendo que la grave situación en Rio no es aislada, citando como ejemplos los Estados de Pernambuco y Alagoas en los cuales "se viven situaciones muy semejantes".

5. Mientras tanto, el presidente Lula, que actualmente se presenta como un "conciliador" y "moderado" de izquierda, en sus numerosos discursos hace gala de buen humor, cuenta chistes que hacen reír a sus plateas y que de esa manera consiguen desviar la atención de los problemas del país. Lula suele alegar que "Dios es brasileño" porque "pasó por aquí y decidió quedarse", y que el país y él mismo tienen mucha "suerte".

Los recursos humanos y naturales del Brasil son realmente gigantescos, y a veces se tiene la impresión de que son ilimitados, lo cual sin duda habla de un país providencial. Pero es difícil pensar que sus actuales problemas, de los cuales se han enumerado tres botones de muestra, puedan ser simplemente enfrentados y solucionados invocando la "suerte".