Destaque Internacional - Informes de Coyuntura - Año X - No. 230 - San José de Costa Rica - 13 de diciembre de 2007 - Responsable: Javier González.-

Venezuela postplebiscito: chavismo, baduelismo y cordón umbilical

No obstante el respiro que significó la derrota de Chávez en las urnas, es preciso no dejarse llevar por un optimismo exagerado, si se considera que varios de los nuevos líderes de la oposición son figuras dudosas, salidas de las propias entrañas del chavismo

El traspié del presidente Chávez en el reciente plebiscito perjudicó, sin lugar a dudas, la aureola de invencibilidad que lo rodeaba hasta el momento, y trajo un respiro indiscutible para los auténticos opositores del chavismo. En ese plebiscito estaba en juego la reforma de 69 artículos de la Constitución, cuya aprobación habría significado la asfixia de la propiedad privada y de las libertades fundamentales, y hubiera dejado el camino abierto para su reelección indefinida.

No obstante ese respiro, en el plano interno venezolano no existen suficientes motivos para caer en un optimismo exagerado, si se considera que Chávez continúa con el control total de los resortes del poder en Venezuela; que todavía tiene en sus manos recursos financieros gigantescos, derivados de los altos precios del petróleo; que le quedan aún cinco años de mandato; y que varios de los nuevos líderes de la oposición son figuras dudosas, salidas de las propias filas del chavismo.

Un ejemplo característico de líderes emergentes en los cuales no hay motivos suficientes para confiar es la figura del general retirado Raúl Isaías Baduel, quien fue ministro de Defensa de Chávez hasta julio pasado, y que se opuso solamente a algunos aspectos de la constitución chavista.

Tampoco, en el plano externo, se puede subestimar la influencia del chavismo, aún cuando haya sufrido un golpe político y psicológico no pequeño, si se consideran los focos de infección y las metástasis políticas que Chávez contribuyó a crear en Bolivia, Ecuador y Nicaragua, así como en otras naciones de la región donde las viejas y nuevas izquierdas poseen influencia.

Por fin, en el plano interno y externo, el revés del chavismo podrá significar un fortalecimiento de posiciones de izquierda con apariencia "moderada", que han encontrado fórmulas de deslizamiento suave hacia posiciones de izquierda, sin causar sobresaltos en el electorado, con lo cual, paradójicamente, la confusión del panorama político latinoamericano podrá aumentar. En efecto, en varios países de la región, gobiernos de izquierda "moderada" han combinado estrategias económicas afines con la libre iniciativa, que cautivan y anestesian al centro político y empresarial, con políticas de revolución cultural, de mentalidades y de costumbres que favorecen el deterioro moral y psicológico de la población, con lo cual se produces un deslizamiento gradual y subliminar hacia posiciones de izquierda, sin despertar reacciones.

Resumiendo, no cabe duda que la derrota plebiscitaria de Chávez constituye un motivo de aliento, pero es preciso evitar que se transforme en una desmovilización de los espíritus. Como se vio, sería prematuro decir que el chavismo está herido de muerte. De las entrañas del chavismo ha surgido el baduelismo, unido al anterior por un cordón umbilical y con lazos familiares con el lulismo y el bachelismo. No dejarse llevar por un optimismo exagerado podrá ser una contribución decisiva para que el resultado del reciente plebiscito sea realmente el comienzo del fin del gobierno de Chávez.