Destaque Internacional - Informes de Coyuntura

Año VI - No. 133 - Responsable: Javier González, Buenos Aires / Madrid - Marzo 16, 2004.-

España: caos, espíritu "mozárabe" y antídoto

En Colombia y España, dos modos opuestos de reaccionar ante el chantaje del terror

Los atentados terroristas en España, las crisis de Venezuela y Haití, las convulsiones en Irak y la inestabilidad sociopolítica casi endémica en otros países de Asia y África ponen en el tapete el tema del caos como un común denominador o hilo conductor de esos y de tantos otros acontecimientos del siglo XXI.

Caos: estrategia y meta

En la mayoría de los casos, los observadores se restringen a constatar la irrupción del caos como una consecuencia, omitiendo lo más importante que es el caos en cuanto estrategia e, inclusive, como meta revolucionaria.

La estrategia del caos, en sus diversas variantes, no siempre es sangrienta, valiéndose con frecuencia de otras formas de violencia, como la psicológica o la moral, a veces tanto o más efectivas para promover la revolución anticristiana. Por su parte, el caos considerado como meta sociopolítica no se diferencia substancialmente de la anarquía, que es la propia finalidad del comunismo, en la cual inclusive el Estado desaparecería, tal como lo explicaron Marx y Engels.

El ejemplo de Colombia

Estas distinciones fueron abordadas de una manera didáctica y profunda en un estudio que circuló en Colombia hace un tiempo y que ofrecemos gratuitamente a nuestros lectores dada la enorme actualidad del mismo: "El quiebre y la asfixia de Colombia a través de la guerra psicológica y el caos".

Allí se describe, con abundante bibliografía, cómo en laboratorios de sicología experimental, usando animales, se ha conseguido obtener estados inducidos de apatía, desesperanza y miedo a través de procesos psicológicos caotizantes. También se analiza en qué medida esas reglas pueden ser aplicadas a colectividades humanas, algo que a primera vista podría parecer difícil de ejecutar, pero que por otro lado sería apresurado descartar como imposible. En efecto, especialistas en guerra psicológica revolucionaria han señalado que también con seres humanos y con grupos sociales se pueden obtener grados de apatía, indiferencia, pesimismo, quiebre psicológico y terror similares a aquellos obtenidos con animales de laboratorio.

Es interesante y, sobre todo, alentador constatar cómo el propio ejemplo de Colombia, objeto del referido estudio, demuestra que esas técnicas caotizantes, aplicadas a personas y a colectividades humanas, no constituyen un proceso irreversible como lo es en animales de laboratorio, que no están dotados de inteligencia, de voluntad y de libre albedrío. En efecto, el pueblo colombiano ha sabido resistir durante largos años al caos inducido y a la guerra psicológica desatadas por las narco-guerrillas comunistas. Y sus actuales autoridades, interpretando esa voluntad de resistir, hasta el momento han mostrado decisión para enfrentar al terror, algo que faltó a los gobiernos anteriores.

En España, reacción contraria a la de Colombia

En el caso de España, la reacción de un sector de la opinión pública al chantaje terrorista del 11 de marzo fue, lamentablemente, en sentido contrario al de Colombia; sector que, según las encuestas, antes del trágico 11 de marzo votaría por el partido gobernante asegurándole una apretada victoria, o se abstendría, después del atentado modificó su opción, provocando un vuelco electoral suficiente como para darle el triunfo a los socialistas.

Diversos comentaristas nacionales e internacionales especulan que la modificación en la intención de voto de una parte de los electores habría sido influida por las informaciones que indican la responsabilidad, en los atentados, de integristas musulmanes deseosos de vengarse por la participación española en la guerra de Irak.

Preocupante efecto intimidatorio

En otras palabras, se habría obtenido en ellos un preocupante efecto intimidatorio. Ivo Daalder, un experto en política europea y terrorismo del Brookings Institution de Washington, dijo que el viraje después del ataque contiene un presagio peligroso: "Es inquietante que los terroristas puedan ver esto como una señal de que un bombardeo al aproximarse elecciones pueda tener impacto". "Sería imposible creer en esos resultados de no haber sido por los 200 muertos", añadió un analista en Antena 3. El diario El Mundo, de Madrid, constata que los corresponsales de medios extranjeros fueron los únicos que lanzaron al victorioso candidato socialista, José Luis Rodríguez Zapatero, durante su primera conferencia de prensa, una pregunta "que los periodistas españoles no se han atrevido a formular tan directamente": "Si un atentado terrorista puede cambiar los resultados de las elecciones, ¿no es una victoria del terrorismo?" Pregunta que, según El Mundo, fue seguida por un "silencio sepulcral" y por una posterior ambigua explicación sobre las "ganas de cambio" de los españoles.

El problema de la "re-islamización"

Más allá del silencio y de la ambigüedad del líder socialista sobre este delicado punto, la verdad es que España pasa por un peligroso proceso de "re-islamización" tal como lo advirtieron, entre otros, los periodistas españoles Enrique Montánchez y Pedro Canales en su libro "En el nombre de Alá", publicado por la Editorial Planeta. Los referidos autores constatan que la inmigración de origen norteafricano se ha transformado en un "caldo de cultivo" para los integristas musulmanes y que gracias a ello "el terrorismo islámico ha convertido a España en una plataforma de preparación logística" para "atentar contra objetivos" no sólo en dicho país sino "en otras naciones" del continente.

Esta dura realidad, con consecuencias profundas en lo social, cultural, político y religioso, se palpa y se siente en la vida cotidiana de la España de hoy. Existe un importante sector de opinión que justificadamente se alarma con tal perspectiva, mostrándose decidido a enfrentarla; y otro sector que, por razones ideológicas de fondo anticristiano apoya la penetración musulmana. Entre ambos, una faja intermedia ha ido adoptando una actitud "mozárabe", similar a la de aquellos españoles que, en la época de las invasiones musulmanas, optó por un modus vivendi con los invasores.

Mentalidad "mozárabe" y antídoto

Esa mentalidad "mozárabe" parece haber sido decisiva en el vuelco electoral de las recientes elecciones del 14 de marzo. Y configura en la España de hoy -así como también en otras naciones europeas con realidades similares- un dilema clave para la supervivencia política, cultural y religiosa del Viejo Continente. Lo advirtió en el último sínodo de obispos europeos el arzobispo de Smirna, Turquía, monseñor Giuseppe Bernardini, al narrar la mal velada amenaza de una alta personalidad musulmana, durante un encuentro oficial sobre el diálogo cristiano-islámico: "Gracias a vuestras leyes democráticas, os invadiremos; gracias a nuestras leyes religiosas, os dominaremos".

El antídoto para contrarrestar el espíritu "mozárabe" pasa sin duda por la evocación de un admirable hecho histórico ocurrido hace 1200 años en la histórica gruta de Covadonga, en las montañas de Asturias, que marca el nacimiento de España. Se trata del vigor espiritual de don Pelayo, héroe de la Reconquista, quien rechazó de plano las insinuaciones del mozárabe obispo don Opas, que lo instaba a capitular ante los sarracenos invasores.

Postdata: Sobre el caos en cuanto meta comuno-anárquica, a que nos referimos en este editorial, es interesante mencionar los debates suscitados a ese respecto en el marco del Foro Social Mundial (FSM), actualmente la mayor articulación de movimientos de izquierda y alter-mundialistas. Por ejemplo, el teólogo "liberacionista" Leonardo Boff, activo participante de dicho evento, basándose en las denominadas "teorías del caos", declaró pertenecer a la vertiente que cree necesario "estimular los elementos positivos del desorden", de manera que el caos sea "la base del nuevo orden". Ofrecemos a los lectores interesados, gratuitamente, artículos que analizan esta cuestión.