Enero 13, 2003: agencia CubDest 

5o. aniversario del viaje de Juan Pablo II a Cuba

Editorial CubDest

 Transcurren 5 años del histórico viaje a Cuba de S.S. Juan Pablo II, que en el mundo entero despertara tantas expectativas de libertad para los habitantes de la isla-cárcel (Enero 21-25, 1998). Su emotivo llamado para que Cuba se abriese al mundo -ante un dictador Castro en cuyos ojos algunos creyeron ver lágrimas de emoción y hasta de conversión- permanece lejos de realizarse.

Después de ese llamado papal, numerosos líderes occidentales efectuaron viajes a Cuba y enviaron generosas ayudas financieras, alegando que contribuían para hacer realidad la contrapartida también solicitada en la ocasión por el Pontífice: que el mundo se abriese a Cuba. Sin embargo, los hechos demostraron que dicha abertura externa redundó en una colaboración con el régimen, sirviendo para mantener en el poder a las autoridades comunistas, sin beneficiar al pueblo cubano.

A 5 años de la visita papal, Cuba continúa cerrada al mundo, por causa de la obstinación revolucionaria de sus autoridades. Sobre la actual situación de represión y asfixia en la isla, es concluyente el reciente informe de la Comisión Cubana de Derechos Humanos y Reconciliación Nacional (CCDHRN), entregado en La Habana a corresponsales extranjeros. Allí se señala que el régimen de Fidel Castro "aumentó la represión y el encarcelamiento de sus opositores internos durante el 2002, y las perspectivas para el 2003 son extremadamente preocupantes".

Según sus autores, este informe constituye "una clara expresión estadística de la posición de inmovilidad jurídica y política del gobierno de Cuba", evidenciando ante el mundo "el carácter cerrado de la sociedad cubana, a expensas del modelo totalitario imperante".

En la lista de centenas de prisioneros políticos, se incluye al conocido opositor Dr. Oscar Elías Biscet, retenido en la cárcel del Combinado del Este tras haber cumplido una condena de tres años, y al activista ciego Dr. Juan Carlos González Leyva, encarcelado desde el pasado marzo sin habérsele formulado cargos delictivos. "El único prisionero político invidente del mundo es cubano", dijo desde La Habana un vocero de la CCDHRN, con lo cual "el gobierno cubano ha logrado agenciarse esta infamante medalla de oro en represión". El testimonio de la Comisión Cubana de Derechos Humanos tiene especial valor, pues dicha entidad ha sido señalada como una de las más cautas entre las entidades de la isla que se oponen al gobierno comunista.

Muchos otros ejemplos de que Cuba continúa obstinadamente cerrada al mundo podrían ser citados. El caso del joven físico cubano Dr. López Linares, estudiante en la Universidad de Campinas, en Brasil, que clama para ir a Cuba a conocer a su hijito Juan Paolo, de 4 años, ha dejado una vez más en evidencia que Cuba es el único país del Hemisferio cuyas autoridades prohiben a sus habitantes de entrar y salir libremente de su propio país.

En el plano religioso, la situación de asfixia y opresión no es esencialmente diferente. En julio de 2002, la agencia romana Zenit, en despacho desde La Habana, difundió un informe de la asociación Ayuda a la Iglesia Necesitada donde afirma que "nuevos vientos de represión soplan contra la libertad religiosa y la presencia católica en Cuba"; y que a casi 5 años de la visita del Papa, "la situación ha empeorado notablemente en la isla". El propio cardenal Jaime Ortega, arzobispo de La Habana, una figura controvertida por diversas actitudes de colaboración con las autoridades comunistas, acaba de reconocer que 5 años después de la visita papal la Iglesia "permanece muy limitada" e "ignorada".

No es la contemporización y sí la denuncia fundamentada, objetiva, seria y convincente sobre la situación en Cuba, hecha en foros internacionales y ante la opinión pública mundial, lo que contribuirá para hacer realidad el anhelo papal.