Agosto 22, 2002: Editorial CubDest

Ann Ball: Rogelio González Corso y los mártires cubanos

La escritora norteamericana Ann Ball ha lanzado un libro sobre figuras católicas contemporáneas ejemplares, en el cual se incluye un emocionante capítulo sobre el joven mártir cubano Rogelio González Corso, miembro de la Agrupación Católica Universitaria, fusilado por los comunistas en la prisión de La Cabaña, La Habana, en 1961 ("Faces of Holiness - Modern Saints in Photos and Words", Our Sunday Visitor, Inc., Huntington, Indiana. E-mail: AnnAlert@aol.com Tel.: 1-800-348-2440).

Rogelio hizo sus estudios secundarios en el Colegio de Belén, de los Padres Jesuítas, y posteriormente se graduó de ingeniero agrónomo en la Universidad de La Habana. Durante sus estudios universitarios, ingresó a la Agrupación Católica Universitaria, donde fue un miembro ejemplar, de comunión y rosario diarios, destacándose por su devoción a Nuestra Señora de la Caridad del Cobre.

En 1959, cuando Fidel Castro tomó el poder, ocupó por breve lapso un cargo administrativo en el ministerio de Agricultura. Lo abandonó en seguida que percibió el rumbo pro-comunista y anti-católico del nuevo régimen, pasando a liderar, en la clandestinidad, la resistencia de un grupo de jóvenes católicos. Sobre esta decisión, comenta la Sra. Ball: "Rogelio decidió así ofrecer su vida para erradicar el comunismo y recuperar para Dios a su querida Patria". El 18 de marzo de 1961 fue arrestado por las fuerzas castristas. Después de un juicio sumario y secreto, murió en el paredón de fusilamiento el 20 de abril del mismo año, gritando "ˇViva Cristo Rey! ˇAbajo el comunismo! ˇViva la Agr...", no pudiendo terminar de decir "Agrupación Universitaria", pues la descarga de fusilería segó su vida.

Rogelio González Corso dejó una carta a sus familiares, escrita pocas horas antes de su muerte, que constituye un verdadero legado espiritual, con valiosos principios que podrán iluminar la reconstrucción cristiana de Cuba.

Después que en 1998 escribí un modesto artículo, "Mártires cubanos: no los olvidemos" (DIARIO LAS AMÉRICAS, ed. electrónica, Nov. 12, 1998), fui contactado por la Sra. Ball, solicitando mayores antecedentes. Soy testigo de su paciente y tenaz esfuerzo para obtener en el destierro cubano documentación inédita sobre Rogelio González Corso y otros jóvenes mártires católicos de la isla. Un fruto magnífico de ese empeño, digno de ser continuado, es este capítulo de su reciente libro. Ann Ball supo así enfrentar los obstáculos del tiempo transcurrido que, inclemente, intenta dejar atrás a insubstituibles testigos de esos hechos.

La escritora norteamericana se refiere también a la histórica y filial carta "ˇSanto Padre, rescatad del olvido a lo mártires cubanos, víctimas del comunismo!", suscripta por 500 de las más representativas personalidades del exilio cubano. Dicho documento, llevado a Roma por el Sr. Sergio F. de Paz y el Dr. Enrique J. Cantón, fue entregado el 14 de octubre de 1999 en las manos de un alto dignatario de la Secretaría de Estado del Vaticano, quien tuvo la deferencia de firmar un protocolo dejando constancia del acto.

El Dr. Armando Lago, en su libro en preparación "El costo humano de la revolución social", menciona de manera breve, pero fundamental para la recuperación de la memoria histórica de Cuba y de la Iglesia, la historia prácticamente desconocida de una religiosa cubana que habría muerto en las cárceles castristas: Sor Aída Rosa Pérez, prisionera durante varios meses en dependencias de la Seguridad del Estado en Pinar del Río, quien sufrió un ataque al corazón durante un brutal interrogatorio y falleció sin asistencia médica, en 1967. Aquellos lectores que posean mayores datos sobre la biografía de esta religiosa, por favor, escriban a cubdest@cubdest.org El silencio sobre hechos de esta naturaleza sólo conviene a los partidarios de Castro y a quienes tienen interés en salvar del naufragio a su nefasto régimen.