Enero 4, 2002: El Nuevo Herald Digital, Foros, Cuba & Argentina

Editorial CubDest cubdest@cubdest.org

Argentina: en río revuelto el "pescador" Castro intenta ganancias

Cuba responsabiliza por la crisis al sistema de propiedad privada, absuelve al socialismo y presenta como "espontánea" la violencia articulada por agitadores que apuestan al caos

La querida y tantas veces admirada hermana Argentina intenta salir de una crisis de enormes proporciones, que más bien parece una pesadilla por ser una situación que afecta a un pueblo laborioso, inteligente, de alto nivel cultural y dotado de generosas riquezas naturales. No es nuestra intención, ni nos corresponde, hurgar en las causas de esa crisis que ha colocado al país al borde del abismo político, económico y social. Pero sí tenemos el derecho, y hasta el deber, de hacer públicas algunas observaciones sobre el notorio interés de las izquierdas internacionales en sacar el mayor partido publicitario de la crisis argentina, siguiendo el viejo dictado: "A río revuelto, ganancia de pescadores"...

Como no podía dejar de ser, el viejo "pescador" Fidel Castro, el gran responsable por haber sumido a Cuba en una profunda crisis económica, social y moral, fruto de 40 años de socialismo, trata de conseguir dividendos publicitarios de la situación argentina al tiempo que trata de auto-absolverse por el fracaso del modelo cubano socialista. Fue esa la estrategia por él adoptada en su discurso de clausura del X Foro de São Paulo, efectuado en La Habana a comienzos de diciembre, en presencia de militantes comunistas y socialistas de América Latina y el Caribe, incluyendo a delegados argentinos y a narco-guerrilleros colombianos de las FARC y ELN. Según la versión oficial del periódico Granma, Castro se refirió a "la gravedad de la crisis del capitalismo", con especial énfasis en el caso argentino, y manifestó su "convicción" de que "el socialismo es el único sistema que puede traer el máximo de justicia a la sociedad".

Pocos días después, cuando protestas callejeras, con actos de violencia, llevaron a la renuncia del presidente De la Rua, Fidel Castro se apresuró a enviar demagógica carta al fugaz presidente Rodríguez Saá, manifestándole su "apoyo" ante medidas populistas anunciadas por éste. Una vez más, el dictador cubano trataba de confundir los criterios de análisis, para sentar en el banquillo de los acusados a la propiedad privada y la libre iniciativa, intentando librar de culpas a las políticas socialistas adoptadas no sólo en Cuba sino también en Argentina, como demostraron conceptuados economistas independientes de este último país.

El "pescador" Castro y la "nomenklatura" comunista cubana siguieron también, con particular interés, no sólo las manifestaciones pacíficas sino las de violencia en Argentina. La agencia Prensa Latina, desde Buenos Aires, en cables publicados por el Granma, elogió "el espíritu combativo de las masas" e intentó presentar como "espontáneas" a las manifestaciones, sin preocuparse en hacer la fundamental distinción entre las legítimas protestas a través de "cacerolazos" y la violenta acción articulada de minorías de izquierda sumamente adiestradas en enfrentamientos callejeros y en saqueos.

Sin embargo, inesperadamente, una insospechada figura de la izquierda argentina, el Premio Nobel Adolfo Pérez Esquivel, se encargó de echar agua sobre el artificial clima de revolución violenta, alertando sobre la acción de "grupos radicales interesados en llevar al país a una guerra civil, para lo cual están apostando en el caos". También el corresponsal de la BBC de Londres en Buenos Aires reportó casos de saqueos organizados, en los que muchos "pobres" llevaban bebidas alcohólicas en vez de comestibles.

Mentras no se identifique esa máquina de agitación violenta y no se eche en limpio sus dimensiones, sus tentáculos y las complicidades que la están favoreciendo, la Argentina quedará a merced de tal máquina y las mejores intenciones de sacar a flote al país podrán naufragar. Esto, para regocijo de las izquierdas internacionales, las cuales se darán cita en Porto Alegre, por ocasión del II Foro Social Mundial, a fines de enero próximo, durante el cual la crisis argentina será motivo de estudio y articulación.

Lo cierto es que, tal como advirtió el cubano obispo auxiliar de Miami, Monseñor Agustín Román, "mientras las doctrinas del terror estén vivas en Cuba, no habrá paz en América".