ˇS.O.S. Urgente! ˇNuestra hija cubana Anabel continúa retenida en Cuba contra nuestra voluntad y corre serio riesgo de vida!

Contacto: Dr. Miguel Soneira Tel.: (55-81) 99865790 (de 8 hs. a 23 hs.) E-mail: Dr_Soneira@yahoo.com

Buenos días.

Somos un matrimonio cubano, el Dr. Miguel Soneira, médico de familia y gastroenterólogo, y Leticia Antigua, técnica polígrafa. Vivimos y trabajamos en la ciudad de Catende, Estado de Pernambuco, en el nordeste brasileño, desde 1997 e 1998 respectivamente, fechas de nuestra llegada a Brasil.

Queremos pedirle su valiosa atención y ayuda para un drama familiar angustiante.

En caso que esté dentro de sus posibilidades, por favor, interceda ante las autoridades diplomáticas de su país, ante entidades de derechos humanos y ante los medios de comunicación.

A continuación, le expondremos resumidamente nuestro problema.

Tenemos una hija cubana de 14 años, Anabel Soneira Antigua, actualmente retenida en Cuba contra nuestro deseo, y una hijita brasileña, Nicole Soneira Antigua, de un año y medio. Tenemos residencia permanente en Brasil. También, en marzo de este año, Anabel recibió de la embajada brasileña en La Habana la visa de entrada y residencia permanente en este maravilloso y acogedor país que es Brasil, para que se pudiese alcanzar la anhelada reunificación de nuestra familia.

Miguel:

Desde 1998 estamos intentando infructuosamente traer a Brasil a nuestra hija Anabel.

Primero, solicitamos a las autoridades cubanas el permiso de salida de Cuba para que ella pasase un mes con nosotros, aprovechando su período de vacaciones en el liceo. Y después, cuando decidimos quedarnos a vivir en Brasil, solicitamos para ella la visa de salida de Cuba para que pueda vivir permanentemente con nosotros aquí en Brasil.

Los documentos con el consentimiento de mi esposa y mío para que Anabel pudiese viajar con su abuela a Brasil, solicitados por las autoridades de Inmigración y Extranjería, del Ministerio del Interior de Cuba, fueron emitidos por el propio consulado cubano en la ciudad de São Paulo. Todos los otros trámites legales quedaron prontos.

Pero las autoridades de Cuba no dejan a nuestra hija salir de la isla.

El expediente de nuestra hija quedó retenido en el Departamento de Inmigración Nacional, en La Habana, y el número del mismo es 00/A1165.

Somos los padres de Anabel y portanto tenemos la patria potestad. Nuestros derechos y los de nuestra hija están siendo ignorados por las autoridades cubanas, que ponen interminables y angustiantes demoras en los trámites migratorios.

En ese interín, Anabel llegó a escribir una carta a Fidel Castro, pues creía sinceramente que él se interesaba por los niños y jóvenes cubanos; carta para la cual nunca obtuvo respuesta.

Por nuestra parte, escribimos a otras altas autoridades de Cuba, como el vicepresidente del Consejo de Estado, Carlos Lage; el Ministro del Interior, Abelardo Colomé; el Ministro de Salud, Carlos Dotres; la Presidenta de la Federación de Mujeres Cubanas, Vilma Espin; el director del periódico Granma, Frank Aguero; el jefe de atención a la población del Consejo de Estado; la directora del Centro de Referencia Nacional de los Derechos de la Niñez y la Adolescencia, etc. Guardamos fotocopias de la mayoría de esos documentos.

Además, tuvimos incontables entrevistas y contactos telefónicos con altos funcionarios de esos órganos del Estado, solicitando una respuesta favorable a nuestro legítimo pedido. Pero todo ha sido en vano: a cada viaje a Cuba, volvimos con las manos vacías, los oídos llenos de evasivas, los ojos con lágrimas y el corazón dilacerado.

Leticia:

Mi última ida a Cuba, en julio de 2001, tuvo un carácter especialmente urgente y dramático, pues la abuela paterna, con la cual vive Anabel en La Habana, nos informó que ésta había tenido una fuerte crisis depresiva, y que según los médicos que la atendieron inclusive corre riesgo de suicidio.

Entre otros documentos clínicos, tenemos en nuestro poder copia de dos certificados expedidos por una psiquíatra del Hospital Santos Suárez, de La Habana, emitidos el 1o. y el 29 de agosto, donde en ambos se diagnostica "trastorno depresivo persistente". En el segundo informe, la especialista añade que Anabel presenta "grave riesgo suicida", que "no ha habido mejora" desde la consulta anterior, y recomienda "facilitar la unión con la figura materna para lograr la recuperación emocional de la menor".

Pero ni siquiera eso consiguió conmover a las autoridades cubanas. Peor aún, debido a mis contactos y llamadas telefónicas a diversos funcionarios en La Habana, insistiéndoles en la necesidad de liberar a mi hija actualmente con esa grave enfermedad, para poder viajar conmigo a Brasil y así iniciar su recuperación, un oficial del Departamento de Inmigración Nacional pasó de las evasivas a las amenazas. Éste me dijo que en caso que continuase con mis trámites para llevar a Anabel a Brasil, tampoco me dejarían salir a mí de Cuba. Yo había ido con mi hijita brasileña y la embajada brasileña en La Habana sabía de mi presencia en Cuba, lo que me daba cierta tranquilidad. Pero de cualquier manera, el riesgo era grande. Hablando por teléfono con mi esposo, que ya se encontraba de vuelta en Pernambuco, Brasil, éste me recomendó que saliese con urgencia de Cuba.

En esa entrevista con el aludido oficial de Inmigración, él me hizo saber que no estaban autorizando la salida de Anabel como una forma de castigo a mi esposo Miguel. Éste, por ser médico, y a pesar de haber cumplido el convenio de cooperación médica entre el Ministerio de Salud de Cuba y la municipalidad de Catende durante los cuatro años estipulados en el contrato, es considerado por La Habana como un desertor y traidor, simplemente por haber decido quedarse residiendo en Catende, donde este año renovó su contrato de trabajo, esta vez, de manera particular, con la municipalidad.

Es de señalar que por sus servicios prestados a la comunidad acaba de recibir de la Cámara Municipal de Catende el título de "ciudadano honorario".

Miguel:

El 12 de septiembre pp. decidimos enviar una carta al canciller brasileño Celso Lafer, en la cual llevamos a su alto conocimiento los antecedentes de este doloroso caso y le pedimos su valiosa ayuda. Hasta el momento, no hemos tenido respuesta del Sr. ministro.

Leticia:

Desearíamos dejar claro que nuestra intención no es transformar este caso estrictamente familiar y humanitario en un caso político. Y que si hacemos un llamado público a las autoridades y medios de comunicación de las Américas, pidiendo su urgente ayuda para traer a nuestro hogar a nuestra querida hija Anabel, lo hacemos después de haber agotado todos los recursos cabibles e imaginables, a nivel administrativo y consular cubano.

Varias veces en los últimos meses, e inclusive hace pocos días atrás, llamamos a las autoridades consulares cubanas en Brasilia y en São Paulo diciéndoles que lo único que nos quedaba era dar a conocer públicamente esta situación de injusticia y crueldad.

Nuestra querida Anabel fue llevada muchas veces a la Plaza de la Revolución, en La Habana, junto a sus colegas de liceo, para participar en manifestaciones organizadas por el gobierno, donde se alegaba que se estaba defendiendo el derecho del niño Elián González de crecer y ser educado junto a su padre; y de éste, de tener a su hijo junto a sí. Por ello, Anabel no comprende cómo esas mismas autoridades cubanas no la dejan ir a vivir con sus padres y su hermanita.

Miguel:

No sólo por el derecho inalienable que tienen los padres de educar a sus hijos, pero también por el delicado estado de salud de nuestra hija, arriba consignado, y por la necesidad urgente que ella tiene de estar con su familia para comenzar su recuperación emocional, responsabilizamos al gobierno cubano por lo que pueda ocurrir con Anabel, como consecuencia de la cruel demora que impide la reunificación de nuestra familia.

Leticia:

Tenemos la íntima esperanza de que, con la ayuda de las naciones de las Américas, de sus autoridades y de sus medios de comunicación, con su alto sentido de justicia, podremos pasar esta próxima Navidad con nuestra hija Anabel, ya en nuestro hogar, en Brasil.

Anticipadamente, ˇmuchas gracias por vuestra comprensión y ayuda!