Mayo 9, 2001: Revista Guaracabuya, Internet. Mayo 12, 2001: Newsgroups soc.culture.argentina, soc.culture.caribbean, soc.culture.cuba, soc.culture.cuba.nostalgia, soc.culture.latin-america, soc.culture.latin-american. Jun. 1o., 2001: Diario Las Américas, Miami

Las secuelas del comunismo

y la reconstrucción de Cuba

Por Gonzalo Guimaraens

Las profundas secuelas dejadas por el comunismo en los países del Este europeo hacen pensar en la ardua tarea de reconstrucción que espera al sufrido pueblo cubano de la isla y del destierro, ante la sistemática demolición moral de Cuba hecha por el régimen castrista durante 40 años. Una tarea que, sin duda, requerirá del especial auxilio de la Providencia.

El recientemente electo cardenal Lubomyr Husar, de Ucrania -sucesor de los eminentes cardenales Slipyj y Ljubacivskyj, que se distinguieron por su heroica defensa del rebaño católico en la era comunista- no deja margen de dudas sobre el alcance de esos destrozos. En entrevista al periódico Avvenire, órgano del episcopado italiano, el cardenal Husar afirma sobre la situación en su país: "Los problemas son muy graves porque el comunismo provocó daños inmensos en el alma de las personas. Han quedado muchas secuelas, es un verdadero desastre sobre todo en el plano de la dignidad humana, debido a la destrucción de los valores morales".

Interrogado sobre el tiempo que él considera necesario para superar esa situación, el cardenal Husar responde sin ilusiones: "Hay quien diga que un cambio profundo no podrá efectuarse antes de una generación, pero sinceramente pienso que puedan ser hasta tres..." Añade que los problemas económicos son absolutamente secundarios al lado de tan graves heridas espirituales y se refiere finalmente a otros "resquicios del pasado" que están obstaculizando la recuperación de Ucrania: se trata de "muchas personas situadas en puestos gubernamentales estratégicos" que fueron adoctrinadas en la era comunista y que hoy "continúan pensando con categorías mentales comunistas" .

En relación a otros países del Este europeo en los cuales, aunque en grados diversos, la Iglesia está teniendo que lidiar con situaciones similares de deterioro humano causado por décadas de opresión marxista, merece ser mencionada la reciente obra investigativa "Dios después del comunismo", coordenada por el Padre Paul Zulehner, de la Universidad de Viena, publicada en cuatro volúmenes. Dicha obra es fruto de miles de entrevistas realizadas a personas con edades entre 18 y 65 años, residentes en los siguientes países del Este: la ex República Democrática Alemana, la República Checa, Ucrania, Hungría, Rumania, Eslovenia, Polonia, Lituania, Eslovaquia y Croacia. Los datos indican que el ateísmo de Estado hizo mayores estragos en las tres primeras naciones citadas, con una pesada herencia del 70% de la población que continúa alejada de la religión; en las cuatro últimas naciones, más del 70 % pertenece a la Iglesia católica; pero en todas ellas los problemas morales son serios y tienen una causa común: la devastación causada por el comunismo.

Se podría argumentar que estas consideraciones suenan un tanto pesimistas y que la inevitable trasposición al caso de Cuba podría resultar desalentadora. Respondemos que ver la realidad de frente, sin caer en pesimismos depresivos ni dejarse llevar por optimismos superficiales, es la mejor y más sana disposición de espíritu para enfrentar las dificultades de la vida, cualquiera sean ellas.

Esa disposición para ver la realidad de frente no excluye de ninguna manera discernir las luces en medio de las tinieblas y tener la convicción de que con la ayuda de la Providencia se puede lograr, en materia de resurrección moral, aquello que por vías comunes podría llevar generaciones. En el caso de Cuba, citamos como ejemplos dos factores, entre otros, que suscitan confianza y esperanza. Primero, la devoción mariana que logró sobrevivir en el alma de tantos cubanos, bajo la invocación de la Virgen de la Caridad del Cobre. Y segundo, la heroica actitud de fieles católicos de la isla que respetuosa e invariablemente discuerdan de sus autoridades eclesiásticas, cada vez que éstas se manifiestan dispuestas a colaborar con el dictador; fieles católicos cuyo número es difícil de calcular, pero cuya existencia e influencia en la vida de la Iglesia cubana fue reconocida, poco antes del viaje de Juan Pablo II, por visitantes extranjeros como el Padre Costanzo Donegana, del Pontificio Instituto para las Misiones Extranjeras (PIME); fieles católicos cuya actitud de resistencia al comunismo y, al mismo tiempo, de fidelidad a la Iglesia en medio de esa sociedad radicalmente anticristiana, constituye una de las páginas más edificantes de la historia contemporánea de la Iglesia iberoamericana y cubana.

Gonzalo Guimaraens es analista político, experto en asuntos cubanos.

E-mail: cubdest@cubdest.org