Nota del CubDest (Agosto 9, 2000):

Ante recientes declaraciones de Caridad Diego, jefa de la Oficina de Asuntos Religiosos del Comité Central del Partido Comunista de Cuba (PCC), de que "en Cuba no ha habido persecución religiosa durante los 41 años de revolución", creemos oportuno transcribir un artículo del ex preso político cubano Armando F. Valladares, publicado en enero de 1998, pocos días antes de la llegada de S.S. Juan Pablo II a la isla-cárcel, donde refuta con abundante documentación afirmaciones similares del dictador Castro y del Cardenal Jaime Ortega, arzobispo de La Habana.

Enero 9, 1998: Diario Las Américas, Miami. Enero 21, 1998, Secolo d’Italia, Roma. Enero 23, 1998: Folha de S. Paulo, São Paulo, Brasil.

Sí, Eminencia, el régimen comunista

persiguió y persigue

a los católicos cubanos

Por Armando F. Valladares

"Nuestra revolución nunca ha tenido un sentimiento antirreligioso", afirmó el dictador Castro en Roma, en 1996 (1). Un año después, a fines de 1997, se oían en La Habana palabras similares, casi textuales: "A la revolución nunca la animó un sentimiento antirreligioso" (2).

Pero esta vez no era el sanguinario dictador quien reiteraba esa afirmación, tan radicalmente contraria a la verdad histórica, y sí el Emmo. Sr. Cardenal Jaime Lucas Ortega y Alamino, Arzobispo de La Habana, pastor del rebaño católico cubano, saliendo de un encuentro oficial de seis horas con el dictador Castro.

Inusitado intento de absolver al tirano

Conmoción, dolor, llanto, fueron los sentimientos que embargaron a incontables cubanos ante ese inusitado intento de eximir de culpas al tirano, precisamente en vísperas de la visita papal. No extraña que la televisión estatal cubana abriese su emisión estelar con imágenes del encuentro entre el Cardenal Ortega y el tirano, destacando el clima "constructivo y amistoso".

Ese intento absolutorio, proveniente de tan alta autoridad eclesiástica, dio una nota de particular amargura a una Navidad que --como concesión gubernamental, en carácter excepcional y con evidente objetivo publicitario-- era tolerada después de décadas en la isla-cárcel.

Intento de maquillaje del dictador

Diversos analistas internacionales reconocen que Castro viene esforzándose desde hace tiempo para maquillar la siniestra faz anti-religiosa de su régimen.

Con esa estrategia de maquillaje, el viejo dictador espera obtener cuantiosos dividendos publicitarios durante la próxima visita de S.S. Juan Pablo II a Cuba, tal como los obtuviera por ocasión de su viaje a Roma, en que ciertos "mass-media" se encargaron de producir una suerte de "beatificación" del dictador, de acuerdo con expresión de la agencia italiana ANSA (3).

Con esa estrategia de maquillaje, el viejo dictador pretende hacer olvidar la persecución comunista contra los católicos, uno de los principales motivos que nos impiden, en sana conciencia, aceptar cualquier tipo de "reconciliación" con el régimen castrista, intrínsecamente perverso.

En la actual coyuntura --y a pocos días de la llegada del Pontífice a la isla-cárcel-- resulta particularmente doloroso para los católicos cubanos que el Emmo. Cardenal de La Habana, su autoridad espiritual máxima, asuma el triste papel de abogado defensor del régimen, negando que ese sentimiento anti-religioso exista o siquiera haya existido.

Persecución religiosa: verdad histórica

En artículo publicado en las páginas del "Diario Las Américas" y del "Secolo d'Italia", en noviembre de 1996, el mismo día del arribo del dictador a Roma, tuve ocasión de denunciar con documentos incontestables la fraudulenta política religiosa que Castro lleva a cabo actualmente (4).

Muchos ejemplos históricos de saña antirreligiosa podrían ser citados. El gobierno cubano expulsó cientos de sacerdotes y religiosas, clausuró iglesias, cerró escuelas y universidades católicas, acosó y persiguió a los fieles, los discriminó, los convirtió en parias dentro de su propio país. Encerró, golpeó y torturó sacerdotes como el caso del Padre Miguel Angel Loredo (5). Esto lo sabe muy bien el Emmo. Cardenal Ortega.

Fui testigo, con decenas de presos de la tristemente célebre La Cabaña, del odio antirreligioso del régimen castrista. Como narro en mis memorias, en los primeros años de la Revolución todas las noches había fusilamientos. Los gritos de los patriotas de "¡Viva Cristo Rey! ¡Abajo el comunismo!" estremecían los fosos centenarios de aquella fortaleza. El hecho de oír a aquellos jóvenes católicos llenos de valor morir frente a los paredones gritando "¡Viva Cristo Rey!'", redoblaba nuestras fuerzas espirituales y contribuía para hacernos recibir profundas gracias de conversión. Con lo cual se cumplía aquel axioma de la época de las persecuciones a la Iglesia naciente: la sangre de los mártires es semilla de nuevos cristianos...

Aquellos gritos devinieron un símbolo, y esa constatación no podía escapar a la perspicacia de los estrategas de la persecución religiosa en Cuba. Por lo cual se imponía evitar, a cualquier precio, la más mínima manifestación de fe y de virtud heroica de esos católicos, momentos antes de presentarse ante Dios. Así, poco tiempo después, los condenados a muerte comenzaron a ser amordazados, al ser llevados al paredón (6).

Crear apóstatas, y no mártires

El régimen castrista temía continuar haciendo mártires. El dictador llegó inclusive a recibir el asesoramiento de especialistas de Europa del Este, que viajaron a Cuba para evitar que los comunistas cubanos cometiesen similares "errores" en materia de asesinatos masivos de religiosos y de fieles, a los ocurridos en esos países y en España durante la guerra civil. Es lo que denuncia el libro "La Pasión de Cristo en Cuba", escrito por un sacerdote exilado de la isla-cárcel (7).

El propio Castro reconoció esa estrategia, en discurso pronunciado a mediados de la década del 60 en la Universidad de La Habana: "No caeremos en el error histórico de sembrar el camino de mártires cristianos, pues bien sabemos que fue precisamente el martirio lo que dio fuerza a la Iglesia. Nosotros haremos apóstatas, miles de apóstatas..." (8)

Evitar el martirio, y sí provocar apostasías, se transformó en la marca registrada de la persecución religiosa castrista. Lejos de ser un atenuante, muestra por el contrario el grado de maldad de la estrategia antirreligiosa en Cuba comunista.

Para lograr la pérdida de la fe, y conseguir las apostasías, el régimen recurrió a "métodos diabólicos", según expresión del obispo exilado Mons. Boza Masvidal (9). Métodos diabólicos que sentí en carne propia, durante décadas, junto a mis compañeros del presidio político. Las golpizas, las torturas, en fin, la sistemática destrucción de los cuerpos, no era sino un medio para quebrar las voluntades y destruir las almas.

El propio Emmo. Cardenal, siendo joven sacerdote, fue conducido a los tristemente célebres campos de trabajos forzados (UMAPs) junto con otros religiosos, y alojados en miserables barracas con elementos de la más baja calaña moral. El sociólogo Clark describe en uno de sus libros las secuelas psicológicas aterrorizantes y paralizantes sufridas por sacerdotes víctimas de esa triste experiencia (10). Lo que no impide al Cardenal de La Habana aseverar que "a la revolución nunca la animó un sentimiento antirreligioso". ¿Cómo entender semejante afirmación de alguien que fue enviado a los campos de concentración por su condición de religioso?

Continúa la implacable asfixia espiritual

Hoy, en vísperas de la visita papal, continúa la implacable estrategia de asfixia espiritual contra los católicos y contra todos aquellos que se oponen al régimen. Es lo que denuncia la entidad "Cubanos Desterrados", en reciente libro "Cuba comunista, 1997: vergüenza de nuestro tiempo y de nuestro continente" (11). En un esfuerzo documental formidable se muestra de manera pormenorizada, a lo largo de numerosos capítulos, los instrumentos a través de los cuales el gobierno comunista viene efectuando un genocidio espiritual sin precedentes. Para ello, el régimen combina la violencia selectiva con inicuos dispositivos constitucionales y penales, así como con poderosos mecanismos psicológico-políticos que acentúan el terror y la asfixia espiritual de los católicos cubanos que resisten al comunismo. Pero a ese sufrimiento del rebaño, el Pastor --llamado a dar la vida por sus ovejas-- parece no ver, no oír, no sentir.

"Normalización de relaciones" que beneficia al dictador

Saliendo de su entrevista con el tirano, el Emmo. Cardenal Arzobispo de La Habana se encargó de añadir que el episcopado de la isla-presidio vive "un proceso cada vez mayor de normalización de relaciones" con el régimen comunista (12).

En ese marco se sitúa su reciente afirmación sobre la supuesta ausencia de "sentimiento antirreligioso" del comunismo cubano; así como sus anteriores llamados a una "reconciliación" que incluye implícitamente al dictador; su reiterada aspiración a que los católicos puedan ingresar al Partido Comunista; y su renovado apoyo al colaboracionista documento final del Encuentro Nacional Eclesial Cubano (ENEC). Es de recordar que, en el contexto del ENEC, optar por la "reconciliación" y por la "encarnación" significa aceptar aspectos esenciales del régimen socio-económico comunista, y colaborar con él... (13)

Todo lo anterior contribuye para que ese "proceso de normalización" con el gobierno comunista signifique en el orden concreto de los hechos una sobrevida para el agonizante régimen; y, de alguna manera, le conceda una forma de "legitimación". Con lo cual se prolonga el martirio del pueblo cubano, que ya dura casi cuatro décadas.

Que la Virgen de la Caridad proteja a Cuba, y nos dé fuerzas espirituales para continuar bregando por la libertad de nuestro pueblo, con el fuego del Apóstol San Pablo: "combatiendo el buen combate" y "esperando contra toda esperanza".

Armando Valladares, ex preso político cubano, fue embajador de Estados Unidos ante la Comisión de Derechos Humanos de la ONU, en Ginebra, durante las administraciones Reagan y Bush.

Notas:

(1) Cfr. Elson Concepción, "Califica Fidel como reunión de especial carácter su entrevista con el Papa", "Granma Internacional", Dic. 4, 1996. (2) Cfr. Raquel Martori, desde La Habana, Agencia EFE, "Cardenal Ortega: 'A la revolución nunca la animó un sentimiento antirreligioso'", "Diario Las Américas", Dic. 21, 1997. (3) Cfr. cable de ANSA, Nov. 14, 1996; "La Segunda", Santiago de Chile, Nov. 14, 1996; cfr. también "Cubanos Desterrados": "Personalidades del exilio cubano a sus compatriotas y a la opinión pública mundial-- Roma 1996: 'beatificación' publicitaria del dictador Castro, prolongación del martirio del pueblo cubano", "Diario Las Américas", Miami, En. 12, 1997 (manifiesto con firmas de adhesión de más de 100 líderes exilados). (4) Armando Valladares, "Fraudulenta 'política religiosa' del dictador Castro", "Diario Las Américas" y "Secolo d'Italia", Nov. 16, 1996. (5) Cfr. Juan Clark, "Cuba: mito y realidad", Ediciones Saeta, Miami-Caracas, 1a. ed., 1990, pp. 330 y 335. (6) Armando Valladares, "Contra toda esperanza", Trade Litho, Inc., Miami, 1990, pp. 18-19. (7) "Testimonio de un sacerdote sobre la Pasión de Cristo en Cuba", Arzobispado de Santiago de Chile, Departamento de Publicaciones del Secretariado de Difusión, Santiago de Chile, 1962. (8) Cfr. Juan Clark, "Cuba: mito y realidad", Ediciones Saeta, Miami-Caracas, 1a. ed., 1990, pp. 358 y 658. (9) AA.VV., "Testimonio de un sacerdote sobre la Pasión de Cristo en Cuba", Arzobispado de Santiago de Chile, Departamento de Publicaciones del Secretariado de Difusión, Santiago de Chile, 1962, p. 26. (10) Cfr. Juan Clark, "Cuba: mito y realidad", Ediciones Saeta, Miami-Caracas, 1a. ed., 1990, p. 339. (11) "Cubanos Desterrados", "Cuba comunista, 1997: vergüenza de nuestro tiempo y de nuestro continente - Dramáticos aspectos de la isla-cárcel del Caribe, en vísperas de la visita papal", Ediciones Cubanos Desterrados, Miami, 1997. (12) Cfr. Raquel Martori, desde La Habana, Agencia EFE, "Cardenal Ortega: 'A la revolución nunca la animó un sentimiento antirreligioso'", "Diario Las Américas", Dic. 21 de 1997. (13) Cfr. "Cubanos Desterrados", "¿Hasta cuándo las Américas tolerarán al dictador Castro...?- Dos décadas de progresivo acercamiento comuno-católico en la isla-presidio del Caribe", Ediciones Cubanos Desterrados, Miami, 1990.