Editorial del CubDest Servicio de Difusión (Jul. 11, 2000)

Fátima, el crimen del remolcador

y el destierro cubano

El indeleble sentido anticomunista del Mensaje de la Virgen María en Fátima, Portugal, en 1917, advirtiendo que a partir de Rusia el comunismo esparciría sus errores por el mundo entero, promoviendo guerras, persiguiendo y martirizando a obispos, sacerdotes y fieles católicos, aniquilando naciones, etc., constituye un impresionante aval para la lucha doctrinal y publicitaria del destierro cubano alertando contra el régimen marxista de la isla-cárcel. Ese espaldarazo celestial debe constituir un factor de renovado ánimo y entusiasmo para los exiliados en momentos en que poderosas fuerzas tratan a toda costa de acallar su voz, al tiempo que intentan salvar del naufragio al nefasto régimen cubano.

El Mensaje de Fátima, con su desvelo por los mártires, víctimas del comunismo, también deja en evidencia cuánto Cuba, con su via crucis de cuatro largas décas, ha estado y está en el centro de las maternales preocupaciones de la Madre de Dios.

El Mensaje de Fátima, al referirse proféticamente al martirio de fieles católicos, incluye sin duda a aquellos jóvenes católicos cubanos que murieron en el paredón de fusilamiento gritando "¡Viva Cristo Rey! ¡Abajo el comunismo!" y a tantos otros mártires de nuestra querida Patria.

El Mensaje de Fátima, con su rechazo al comunismo y con la denuncia profética de los crímenes que cometería, torna inexplicable la colaboración de tantos eclesiásticos con esa ideología intrínsecamente perversa, en Cuba y en otros países del mundo, por acción u omisión, durante las últimas décadas.

El Mensaje de Fátima, para cubanos y no cubanos, es un llamado a la penintencia, a la oración y a la mudanza de vida, con lo cual se podrá sobre todo alcanzar el Cielo, pero también abreviar los castigos previstos por la Madre de Dios.

El Mensaje de la Santísima Virgen en Fátima, con su categórica promesa de que, más allá de los castigos y tragedias, por fin, su Inmaculado Corazón triunfará, debe infundir en todos los amantes de la libertad de Cuba una certeza plena en la victoria de los principios de la civilización cristiana no sólo en la otrora "Perla de las Antillas" sino en China, Vietnam, Corea del Norte y en otros países como Colombia, actualmente devastados por el flagelo comunista.

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El 13 de julio se cumple el 6o. aniversario de un deplorable crimen de la guardia costera del régimen comunista de Cuba: el hundimiento del remolcador "13 de marzo". Un grupo de familias huía de la isla-cárcel de Cuba en un pequeño remolcador, buscando la anhelada libertad. A siete millas de la costa, la embarcación fue interceptada y embestida reiteradas veces por naves castristas, en una acción claramente premeditada. Mientras el remolcador, partido en dos, comenzaba a naufragar, sus pasajeros eran arrastrados en cubierta y tirados al mar por potentes chorros de mangueras de presión. Los chorros se ensañaban con los niños, apuntados directamente a sus rostros e impidiéndoles respirar. Cuando el remolcador se hundió, las embarcaciones castristas comenzaron a girar en círculo, creando un enorme remolino que tragaba a los náufragos. De 72 personas, 41 murieron ahogadas, entre ellas, 23 niños. Janet Hernández, una sobreviviente, narró: "A veces pienso que todo fue una pesadilla. Pero los gritos de horror de las madres que perdieron a sus hijos, las manitas de los niños hundiéndose para siempre en el fondo del mar y el llanto que compartimos es real".

El 13 de julio, aniversario de la masacre del remolcador, tiene también una estrecha relación con el Mensaje de Fátima.Se trata del 83o. aniversario de la tercera aparición de la Santísima Virgen a los tres pastorcitos, Lucía, Francisco y Jacinta. Es una significativa coincidencia que esa aparición haya ocurrido también en un 13 de julio, y que ese mismo día la Virgen advirtiese proféticamente que Rusia esparciría "sus errores por el mundo", promoviendo "guerras y persecuciones a la Iglesia", en las cuales "los buenos serán martirizados". Esas celestiales palabras, ¿por ventura no describen, y cuán profundamente, el via crucis del pueblo cubano, del cual la masacre del remolcador es un capítulo?

Ahora bien, fue en ese mismo día que, como recordamos al comienzo de este Editorial, la Santísima Virgen tuvo palabras llenas de esperanza: "¡Por fin, mi Inmaculado Corazón triunfará!". Que la victoria de la civilización cristiana prevista por la Virgen --que en Cuba se venera con la invocación de la Caridad del Cobre-- llegue cuanto antes a la otrora "Perla de las Antillas".

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