Febr. 23, 2000: Diario Las Américas, Miami, p. 5-A

La Habana, Viena, Grozny, Hannover

y las contradicciones de la Unión Europea

Gonzalo Guimaraens (de Paris)

La parcialidad, contradicciones e hipocresía de la Unión Europea en su política de derechos humanos han sido recientemente criticadas en Francia, desde diversos cuadrantes del espectro ideológico. La Asociación Europea Cuba Libre, dirigida por el francés Laurent Muller, levantó su voz en Paris para afirmar que la UE incurre en una flagrante contradicción cuando en nombre de la democracia abre sus brazos a la dictadura comunista de Cuba, aprobando su ingreso al nuevo acuerdo de cooperación a ser firmado por la UE y 71 países de Africa, Caribe y Pacífico (ACP) en mayo próximo en las islas Fiji, mientras alegando los mismos principios democráticos anuncia sanciones contra Austria. "Son dos pesos y dos medidas que demuestran una enigmática parcialidad pro-castrista", afirmó Muller.

Resulta particularmente irónico que en este acuerdo en el que se incluirá por primera vez a Cuba comunista, la UE resalte como "elementos esenciales" a ser cumplidos por los países miembros el respeto de los legítimos derechos de las personas, de los principios democráticos y del estado de Derecho, siendo la violación de éstos un motivo suficiente para suspender la ayuda europea. Si se toman en serio dichas cláusulas, ¿cómo es posible entonces que se haya abierto la puerta al régimen cubano, que viola sistemáticamente todas y cada una de ellas?

Fue haciendo tabla rasa de lo anterior que el secretario de Estado de Asuntos Exteriores de España, Ramón de Miguel, anunció en Bruselas que "está tomada" la decisión de la Comisión Europea sobre el ingreso de Cuba comunista al referido acuerdo de cooperación, añadiendo que con la "integración " del régimen de La Habana -que incluye considerables subsidios financieros- la UE tendría en sus manos "la gran palanca para introducir dentro de la sociedad cubana los campos hacia el pluralismo democrático" . La Asociación Europea Cuba Libre comentó a ese respecto que "los hechos han demostrado exactamente lo contrario, o sea, la política de mano extendida y de ayuda financiera al dictador Castro sólo ha contribuido a fortalecer el régimen comunista sin obtener el más mínimo beneficio para el pueblo cubano".

Por su parte, el canciller socialdemócrata alemán Gerhard Schroeder acaba de cursar una invitación al dictador Castro para asistir a la Expo’2000 de Hannover, en julio próximo. En el delicado e inestable contexto político por el que actualmente atraviesan varios países latinoamericanos, con fuerzas de izquierda inspiradas en Cuba que van conquistando terreno e impulsando el caos social, ayudar directa o indirectamente a prolongar el régimen comunista cubano, como está dispuesta a hacerlo la Unión Europea, la hará corresponsable de las catástrofes político-sociales inspiradas por La Habana, que puedan ocurrir en un futuro cercano en el continente.

En la misma semana en que la UE incurría en su parcialidad pro-castrista, tropas rusas entraban brutalmente en Grozny, la capital de Chechenia. Fue el diario izquierdista Le Monde que en severo editorial comentó la ausencia, por parte de la UE y de otros socios occidentales, de "la más mínima palabra de condena, siquiera de reprobación o aún de un gesto que indicase la posibilidad de una sanción". Los rusos pulverizaron con bombas a millares de hombres, mujeres y niños en la capital chechena. Otros millares de hombres, entre 10 y 60 años, están siendo internados en siniestros campos de concentración y de exterminio. Sin embargo, añade Le Monde, frente a esa tragedia los occidentales "nada han dicho y nada han hecho". Y concluye: "De Viena a Grozny: tanta desigualdad en el trato y en la indignación hacen perder totalmente la credibilidad del discurso occidental sore los derechos de hombre. Peor aún, lo reducen a una formidable manifestación de hipocresía".

En los ejemplos internacionales citados -en particular, en los relacionados con Cuba- la magnitud de los intereses en juego podría llevar a algunos al desánimo. Sin embargo, estos lamentables hechos son de molde a producir un efecto opuesto, como un factor inclusive de supervivencia de los anticomunistas. En efecto, para quienes estamos empeñados en esta batalla publicitaria por la libertad de Cuba, denunciar estas contradicciones es una de las maneras más eficaces de no dejarnos asfixiar por ellas. Entonces, manos a la obra.

Gonzalo Guimaraens es analista político, experto en asuntos cubanos.

E-mail: GGuimaraens@altavista.net